Editoriales

Editorial: El FMI, pesimista sobre España

Hace un año era España la preocupación que centraba todas las conversaciones de la reunión del FMI. Afortunadamente hemos perdido protagonismo, pero no hemos solucionado los problemas que no han hecho más que crecer, según la previsión del organismo internacional.

La desaceleración se contagia de la periferia al núcleo duro de la Eurozona. Francia no puede evitar este año la recesión y el crecimiento alemán se reduce al 0,6%. La directora del FMI, Christine Lagarde, considera que Europa se ha quedado desfondada en el cuarto puesto entre las principales economías mundiales. El primer lugar lo ocupan países emergentes como China o Brasil; seguidos de EEUU y, de Japón que, a pesar de su largo periodo de estancamiento, empieza a tomar decisiones para salir a flote.

El panorama que se dibuja para España es desolador. Con una caída del crecimiento del 1,6% este año, el Gobierno no van a poder cumplir con el objetivo de déficit este ejercicio, ni los próximos y la deuda superará en 2018 el 100% del PIB. El Gobierno conoce la gravedad de la situación. Por eso Rajoy ha cambiado de discurso ante Bruselas y Luis de Guindos espera la ayuda de Lagarde para que la Comisión Europea impulse estímulos al crecimiento.

Pero las ayudas externas no sirven si dentro no se cumplen los deberes y esto es lo que ha sucedido. España ha perdido otro año. Cristóbal Montoro se ha dedicado a subir impuestos, pero no ha acometido ni la reforma fiscal, ni la reforma del sector público que urgía. Tampoco ha embridado el déficit de las CCAA y lo único que ha demostrado es que no ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Eso es lo que evidencian los negros pronósticos del FMI.

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