El Banco de España certificó ayer que la economía en 2012 se contrajo un 1,4%. El desempleo y la reducción del gasto de los hogares empeoraron la demanda interna, que no pudo ser compensada por el buen resultado exterior. Al analizar la evolución de los primeros meses de este año, la autoridad monetaria aprecia algunas señales dispares. Continúa la caída del empleo, pero se percibe una estabilización en el ritmo de destrucción de puestos de trabajo. El BE se muestra cauto al respecto, y con razón, porque la inversión sigue siendo muy débil. Mejora la confianza de los consumidores, pero empeoraron las ventas minoristas. Signos contradictorios que indican que, aunque podemos estar cerca, todavía no hemos tocado fondo.