Luis de Guindos negocia con Bruselas una prórroga en el cumplimiento del objetivo de déficit que pueda repartir de forma proporcional el esfuerzo entre Estado y CCAA. El desequilibrio presupuestario superará el 6,3% en 2012, y con toda probabilidad se situará en el entorno del 7%, lo cual pone de manifiesto las dificultades para equilibrar las cuentas en plena recesión y la necesidad que todavía hay de reformas. El Estado tendrá dificultades para cumplir su 4,5%, porque la Seguridad Social excederá en un punto el objetivo comprometido por la caída de los ingresos a causa del paro y porque el gasto no baja del 4,8%. Las autonomías afrontan problemas similares, con los ingresos al límite de su capacidad y con poco margen para recortar más gastos mientras no se acometa la reforma del sector público.
Mantener un año más el objetivo de déficit para las CCAA en el 1,5% del PIB frente al 0,7% previsto es un balón de oxígeno para todas las CCAA, pero tiene un significado especial para Cataluña. Artur Mas lo ha convertido en una de sus principales reivindicaciones. La Generalitat empieza el nuevo año con un desfase de 4.500 millones y con una petición de ayuda al Fondo de Liquidez Autonómica de 9.000 millones. Con un plazo más flexible, Mas se enfrentaría a un recorte de gasto en 2013 de 2.000 millones, la mitad de lo que supondría mantener el 0,7% de déficit. Un alivio que también agradecerían el resto de autonomías. Si consigue el beneplácito de Bruselas, el Gobierno tiene la oportunidad de envolver en guante de seda el control férreo sobre las cuentas autonómicas, al tiempo que abre una vía para neutralizar la deriva soberanista.