El crecimiento de la economía cayó un 0,4% en el tercer trimestre del año. Un mal dato matizado, porque el descenso ha sido inferior a lo previsto -ya que se esperaba una caída del 0,9%-, lo cual hace prever que el PIB cerrará el ejercicio en un -1,2 o -1,3%, frente al -1,5% estimado. Montoro anunció en el Congreso durante el debate de Presupuestos que 2013 será el último año de recesión. ¿En qué basa el Gobierno su optimismo, que choca con las previsiones de todos los analistas?
El Ejecutivo considera que la destrucción de empleo en el sector privado está empezando a tocar suelo, aunque no sucede lo mismo con el sector público. Precisamente, los expertos llegan a conclusiones más pesimistas que las oficiales porque saben que todavía quedan importantes ajustes pendientes que afectan a la actividad económica. Es cierto que el tercer trimestre del año ha sido mejor de lo previsto. La entrada en vigor del aumento del IVA en septiembre anticipó decisiones de compra, y también las empresas empezaron a notar el pago a proveedores por parte de las Administraciones Públicas.
La subida del IVA contribuyó a dar un respiro al déficit del Estado, pero, aunque el ministro de Hacienda hablase ayer de cumplimiento del objetivo de déficit para 2012, el Banco de España lo considera una misión casi imposible. Hasta cierto punto es lógico que el Gobierno trate de insuflar optimismo, aprovechando las buenas noticias del saldo exterior y después de tener prácticamente asegurada la financiación hasta fin de año. Pero los problemas siguen ahí y en enero si no ha habido decisión sobre el rescate y no se mantiene el pulso de las reformas no habrá motivos para el optimismo.