El FMI considera que la mayor parte de los países de la Eurozona -entre ellos, Francia, Italia y España- van a incumplir con sus objetivos de déficit este año y el próximo. El crecimiento anémico y la recesión más profunda de lo previsto son el principal obstáculo para lograrlo. Una situación endiablada que convierte en baldíos los esfuerzos para recuperar el equilibrio y salir de la crisis. Después de meses de apretar, Alemania está decidida a no ahogar, por lo menos en el caso de España.
El ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schäuble, aprovechó la última reunión del Eurogrupo para aclarar que su país será indulgente con España en caso de que no pueda alcanzar en 2012 el objetivo de déficit del 6,3% del PIB. Alemania valora las reformas realizadas y considera decisivo para una mayor flexibilidad la evolución positiva de la balanza por cuenta corriente, que nos hará menos dependientes de la financiación exterior, dentro de la más pura ortodoxia económica.
El Gobierno alemán también agradece que Rajoy haya frenado la petición de rescate de España para no perjudicar los intereses electorales de Merkel, que debería pedir autorización a su Parlamento para prestar la ayuda. Hay otra razón: el precedente que sentaron alemanes y franceses, los primeros en esquivar la sanción por déficit excesivo y crear un clima de permisividad que ha desembocado en los males actuales. A pesar de todo, no hay que fiarse. No es la primera vez que Alemania cambia de postura y seguir con las reformas es inexcusable.