Editoriales

Editorial: El Bundesbank desafía a Merkel

El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, le está echando un pulso a Merkel sobre el tablero de Europa: amenaza con dimitir si Draghi lanza un nuevo programa de compra de deuda soberana por parte del BCE. Un juego extremadamente peligroso que indica que las tensiones del euro alcanzan de lleno a Alemania y pueden tener efectos muy negativos en lo político y en lo económico. El gesto de Weidmann no es original. Su antecesor en el cargo, Axel Weber, renunció a su cargo por idénticos motivos en febrero de 2011, y le siguió el economista jefe del BCE, Jürgen Stark. En aquella ocasión, además de la tormenta política, la canciller perdió la oportunidad de situar al frente del BCE a un alemán, y el puesto lo ocupó Mario Draghi. El italiano, hasta hace bien poco fiel a la ortodoxia del Buba y en consonancia con Weidmann, enseñó los dientes este verano.

Draghi considera que la situación de la Eurozona es excepcional y le corresponde tomar medidas también excepcionales, porque lo importante es salvar la unión monetaria. Angela Merkel concentra el poder, pero tiene que hacer frente a continuos embates que la debilitan, provenientes de las divisiones en su partido, de sus aliados de Gobierno y de sus socios de la Eurozona. En 2013 hay elecciones en Alemania, y los resultados de los comicios regionales celebrados este año sólo han propiciado derrotas a los conservadores germanos. Este nuevo pulso no hace más que añadir incertidumbre a la ya inestable situación de la Eurozona y obliga a Merkel a explicar ante su electorado por qué retira su apoyo a Weidmann, mientras es imprescindible que encuentre con sus socios de la UE una salida para la moneda común. También Merkel debe priorizar el interés general sobre los intereses de partido.

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