Los datos de junio de paro registrado -98.853 parados menos- y de afiliación a la Seguridad Social -31.332 afiliados más- ofrecen un respiro que, como bien ha indicado el Gobierno, son positivos pero se deben analizar con prudencia. El buen resultado es estacional. Muchas empresas turísticas retrasaron a junio las contrataciones que otros años ya habían hecho en abril o mayo, cuando ya estaban seguras de que la temporada turística iba a ser buena. También influye positivamente el hecho de que se activara el plan de pago a proveedores. Sin embargo, los datos desestacionalizados, que permiten una comparación homogénea, muestran que el paro aumentó en 18.697 personas en relación a mayo y la afiliación sólo subió en 5.074 ocupados.
El empleo que se crea es temporal y se destruirá al final del verano, pero hay más razones que explican la prudencia del Gobierno al analizar la evolución del mercado laboral en junio. Rajoy anunciará el 11 de julio un duro paquete de ajuste para cumplir con el objetivo de déficit de este año. Es la otra cara del acuerdo alcanzado en la cumbre de la UE para que las ayuda a los bancos no afectara a las cuentas del Estado: cumplir a rajatabla las exigencias de Bruselas. El Ejecutivo sabe que una de las medidas será acometer un drástico recorte en el empleo de las Administraciones Públicas, que afectará a unos 300.000 trabajadores de empresas y organismos públicas, un buen número de ellos contratados por las CCAA, como puede ser el caso de las televisiones autonómicas. El Gobierno no alardea de la buena noticia porque es consciente de que el ajuste que prepara va a tener una gran incidencia sobre el empleo y, a pesar de ello, debe hacerlo para poder salir adelante.