El rescate del sector financiero no supone la restauración inmediata del crédito, como pareció deducirse de las palabras del ministro de Economía, Luis de Guindos, el pasado sábado, aunque sí sea su objetivo último. 2012 será otro año sin alegrías crediticias, mientras las entidades afrontan que tendrán que realizar más provisiones, en una nueva vuelta de tuerca al sector. La banca española va a convertirse en la mejor provisionada de la Eurozona.
Precisamente este esfuerzo es el que imposibilitará que llegue el crédito a empresas y particulares. Los bancos no pueden incrementar el riesgo, cuando tienen que llevar a cabo mayores dotaciones. El dinero sólo volverá a fluir cuando las entidades hayan saneado sus balances y empiecen a recuperarse del tratamiento de choque. Ése es un largo camino por recorrer y todavía no se han despejado las dudas sobre las condiciones del rescate.
Ayer, dos comisarios de la UE, Joaquín Almunia y Olli Rehn, dejaron claro que el precio será alto. Se habla de un interés del 8,5%, que abonarán al Frob las entidades rescatadas. Además, se establecerán condiciones de control y reglamentación sobre todo el sistema, y específicas para cada entidad. Habrá muchas que no lo podrán resistir y, mientras no sean sistémicas -con recursos superiores a 150.000 millones de euros- habrá que dejarlas caer si es preciso. Europa debe dar a conocer cuanto antes las condiciones del rescate financiero porque la incertidumbre continúa y mina la economía. El bono español alcanzó ayer el máximo del 6,7%, muy cerca del 7%, el punto de no retorno para el rescate del Estado. Nos aguardan días cruciales y hay que explicar claramente que nos espera un año muy difícil.
