Editoriales

Editorial:n Rebelión en la Eurozona

Las bolsas europeas vivieron ayer una jornada tormentosa que denota que la Eurozona está viviendo no sólo una crisis económica sino también social. El desencadenante tuvo origen político: el resultado de la primera ronda de las elecciones francesas -ganó el socialista François Hollande y la extrema derecha consiguió un 18% de los votos- y la crisis de Gobierno de Holanda por la falta de acuerdo para cumplir el objetivo de déficit en 2013. Alemania, la impulsora de las políticas de austeridad, empieza a sufrir en su industria y en el conjunto de su economía los efectos de la falta de crecimiento de sus socios. En España, el Ibex lideró sufrió una caída del del 2,76%, castigando duramente a Sacyr y ACS por el temor de que las pérdidas en bolsa las puedan abocar a la insolvencia. Repsol, distintos motivos bien conocidos, también fue penalizada. Todos estos acontecimientos acrecientan un sentimiento peligroso que cada día cobra más fuerza en los Estados de la UE: el antieuropeísmo nutrido de la rabia y de la frustración de una crisis que parece interminable; de unas políticas que, a falta de combinar reformas con estímulos al crecimiento, terminan no beneficiando a nadie, y de una desconfianza generalizada que actúa como una fuerza centrífuga dentro de la UE.

Son los síntomas de una rebelión que está brotando en la Eurozona y que debe hacer reflexionar a sus dirigentes, en especial, a Angela Merkel, que se está quedando sin apoyos: su política no genera crecimiento ni soluciona la falta de confianza entre los socios del club. Puede destruir la Unión y las consecuencias serán nefastas para todos, si no se escucha el clamor cada vez más fuerte de los propios europeos.

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