Grecia está abocada al impago. Incluso con una quita, el PIB se ha contraído un 7% en el último trimestre y así es imposible que pague. El país debe revertir un 9% de déficit por cuenta corriente. Eso sólo se hace de dos formas: o se da una quiebra y una devaluación interna de los salarios con muchas ayudas de fuera... O quiebra y se devalúa el tipo de cambio a la vez que se imprimen dracmas ya fuera del euro.
La segunda posibilidad cobra más visos de hacerse realidad. Pase lo que pase, arrastrará a Portugal, que sí hace los deberes. Hay que crear un cortafuegos alrededor de Lisboa. El mayor riesgo es que Atenas no se considere un caso único y el contagio se extienda. Al menos, el ministro alemán Schäuble envió la señal de que distingue entre los que cumplen y los que no.