Pastor desveló ayer que el Grupo Fomento tiene una deuda de unos 40.000 millones. Aena, Adif o Renfe acaparan el 87 por ciento del total. En el caso de Aena se debe sobre todo a las actuaciones en Barajas y El Prat, los dos aeropuertos españoles generadores de una importante actividad. Aún así, la proliferación de aeropuertos fantasmas es una muestra fehaciente de un despilfarro intolerable. Por no hablar de las inversiones a la carta en algunas infraestructuras de Alta Velocidad cuya idoneidad ha quedado en entredicho.
El nuevo plan de infraestructuras supone una inversión de 225.000 millones hasta 2024. Se incide en las carreteras y en terminar proyectos en marcha. La racionalización será bienvenida. El problema será su financiación: se confía buena parte a la UE y al sector privado.