El elevado nivel de paro se ha convertido en el principal enemigo de las pensiones, que empiezan a notar los efectos de la crisis sobre los ingresos por cotizaciones, tal y como se constató en el Debate sobre la Viabilidad del Sistema Público promovido por elEconomista. Se está poniendo a prueba la resistencia del sistema y conviene insistir en la necesidad de seguir dotando de transparencia y flexibilidad al modelo. La crisis justifica, en el corto plazo, que se rebajen las cuotas de la Seguridad Social, que encarecen el factor trabajo, y compensarlo con otras partidas o impuestos.
Con la mirada puesta en el medio y largo plazo, conviene ahondar en modelos que, a diferencia de lo que sucede en España, mantengan un acertado equilibrio entre las pensiones públicas y las privadas.