
Siete meses y una semana después de haber tomado el cargo, Carlos Urzúa, el encargado de las finanzas mexicanas, anunció su renuncia con una carta que cayó como una bomba, convirtiéndose en el octavo funcionario de alto rango en bajarse del barco capitaneado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dejando en evidencia las grietas dentro del núcleo duro del Gobierno y abonando aún más la llama de la incertidumbre que tiene a la economía paralizada y a punto de una recesión.
Urzúa es el segundo funcionario que menos tiempo se ha mantenido en el cargo en la historia de México, solo detrás de Jaime Serra Puche, que estuvo solo 28 días en el gobierno de Ernesto Zedillo, y la del 9 de julio fue la segunda vez que Urzúa puso una renuncia en la mesa de López Obrador. La primera vez fue cuando fue secretario de Finanzas en el gobierno del entonces Distrito Federal, en 2003.
Imposición de funcionarios
En su renuncia-denuncia, Urzúa explicó que hubo muchas discrepancias en materia económica que se debieron en parte a que "en esta Administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento", y acusó que sus convicciones de ejercer toda política económica con base en evidencia "no encontraron eco". Terminó con un mensaje lapidario: "Me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual Gobierno con un patente conflicto de interés". El peso fue el primero en resentirse, con una pérdida casi inmediata de 26 centavos (2,4%) frente al dólar, mientras que el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) tuvo su peor sacudida en más de tres meses, perdiendo el suelo de los 43.000 puntos, o el equivalente a un 1,94%.
Relevo inmediato
El control de daños por parte de López Obrador llegó una hora después con el nombramiento inmediato del subsecretario Arturo Herrera como sustituto de Urzúa. Millones de mexicanos vieron en tiempo real el rostro desencajado del flamante nuevo secretario quien por la tarde dijo a los medios que su semblante se debía a que quería dar seriedad a la ocasión. Para ese momento del día, ya se acumulaban las especulaciones sobre las identidades de los funcionarios señalados por Urzúa.
Para José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo y el Crecimiento Económico (Idic), la débil situación de la economía mexicana -que se contrajo un 0,2% en el primer trimestre- precipitó las diferencias de Urzúa con el presidente, pues la llamada "austeridad republicana" y su amplio abanico de ayudas sociales está en conflicto directo con un adecuado gasto público que incentive la inversión.
Razones del conflicto
El propio AMLO admitió a la mañana siguiente que el principal conflicto lo tuvo Urzúa con el jefe de la oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, quien está encargado de ser el enlace con los empresarios y a quien el presidente le dio la facultad de nombrar a las cabezas de la banca de desarrollo, función que tradicionalmente ejercía el secretario de Hacienda. Además, explicó que hubo diferencias con el exsecretario por el Plan Nacional de Desarrollo, que es el documento en el que el gobierno articula los objetivos y estrategias para atender los problemas prioritarios del país. "Era como si lo hubiera redactado (Agustín) Carstens, o (José Antonio) Meade, con todo respeto", dijo.
Para BBVA la renuncia es ya "una mala señal", pero las razones que esgrimió lo son más. "Los motivos que señala Urzúa representan el cuarto hito en el actual Gobierno que cuestiona el proceso de toma de decisiones, siendo los tres anteriores la cancelación del aeropuerto, el freno a la reforma energética y el posible cambio de modelo de negocio de Pemex", dijo el banco en un comunicado, en el que también señala que el episodio en su conjunto es "una señal de debilitamiento del equipo económico del nuevo gobierno", aunque destaca que el nombramiento de Herrera es indudablemente positivo.
Disputas internas
Jaime Reusche, analista soberano de Moody's, comentó que la renuncia de Urzúa "pone en evidencia disputas de fondo dentro de la Administración en torno al proceso de toma de decisiones en materia de política económica" y puntualiza que no está claro que los factores señalados por el exsecretario como motivos para dejar el Gobierno vayan a desaparecer en el corto o mediano plazo, por lo que la calificadora "espera que prevalezca la incertidumbre entre los inversionistas en torno a la gestión económica del Gobierno".
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), manifestó su inquietud por la salida de Carlos Urzúa de la cartera de Hacienda por considerarlo un funcionario comprometido con el equilibrio de las finanzas públicas y la estabilidad económica de México. "Recibimos con preocupación las denuncias sobre visiones extremistas y decisiones sin sustento en la gestión pública y la denuncia de conflictos de interés en el gobierno federal", dijo Gustavo de Hoyos, presidente del organismo.
Dos días después llegó el inclemente diagnóstico de Bank of America Merril Lynch, que ya coloca a la economía mexicana en recesión técnica, pues según sus cálculos el PIB se contraerá de nuevo en el segundo trimestre, lo que tendrá como consecuencia una rebaja de nota por parte de las calificadoras. "Miembros de la administración se contradicen a sí mismos, una alta incertidumbre doméstica lastra la inversión y la confianza se mantiene en niveles históricamente bajos. Además, la lucha contra la corrupción podría incrementar la productividad, pero mientras tanto, probablemente esté detrás de la desaceleración en algunas industrias, como la de la construcción. El mayor riesgo es el que viene con el plan de negocios de Pemex y su implementación".