
Matteo Salvini, líder de la Liga: "No habrá ninguna corrección presupuestaria ni aumento de impuestos". Luigi Di Maio, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), en cambio asegura: "Necesitaremos un diálogo con Europa, pero también una postura firme".
Italia se presenta al Consejo Europeo que concluye hoy con la habitual ambigüedad. Los dos líderes de los partidos que apoyan al Gobierno populista, los vicepresidentes Salvini y Di Maio, consiguieron acorralar el primer ministro Giuseppe Conte, durante una reunión que los tres celebraron el lunes por la noche.
Conte, que la semana pasada había lanzado un ultimátum a los dos partidos que apoyan su Ejecutivo, tiene el visto bueno para negociar con los socios europeos sobre el procedimiento de infracción pedido por la Comisión, pero no podrá evitar las interferencias de sus vicepresidentes.
Salvini y Di Maio, que llevan meses peleándose, parecen haber encontrado un acuerdo. Esto, sin embargo, no incluye una postura complaciente con las peticiones de Bruselas, que pide cuanto antes un ajuste de por lo menos 3.000 millones de euros, para evitar una multa por deuda excesiva.
La deuda italiana no para de crecer -133,7 por ciento del PIB de previsión para 2019- y el déficit, que según los planes del Gobierno debía detenerse en 2019, llega en la actualidad al 2,04 por ciento y corre hacia el 2,5 por ciento
Conte tiene apoyo de los partidos para negociar con la UE, pero tendrá interferencias
Según la prensa italiana, durante la reunión del pasado lunes el M5E dio luz verde a varias propuestas de la Liga, que salió ganadora en las elecciones europeas con más del 34 por ciento.
Entre otras, el nombramiento de un nuevo ministro de Asuntos Europeos, tras la salida del economista euroescéptico Paolo Savona, recién nombrado presidente de la CNMV transalpina.
El candidato de la Liga es Alberto Bagnai, asesor de Salvini y famoso por ser el abanderado del movimiento antieuro en Italia y por resultar entre los promotores de los mini-BOT, unos pagarés públicos para liquidar pagos atrasados de la Administración a los proveedores, que podrían ser utilizados como moneda alternativa en caso de salida de Italia del euro.