Economía

La UE exige a España esfuerzos para combatir un déficit peor de lo previsto

Ayer era solo día de previsiones económicas en Bruselas. Los mensajes políticos llegarían a principios de junio, con las recomendaciones a los países. Pero la Comisión Europea no esperó al paquete de verano y ya puso deberes al nuevo Gobierno que está negociando Pedro Sánchez.

Escondido entre las 212 páginas de sus previsiones económicas de primavera, el Ejecutivo comunitario pidió a la cuarta economía de la eurozona que se apriete más el cinturón para reducir el déficit y, sobre todo, la deuda.

España, además de Bélgica, Francia e Italia, "se espera que presenten déficits estructurales considerables en 2019, combinados con niveles de deuda cercanos o superiores al 100 por ciento del PIB, lo que sugiere que se necesita un mayor ajuste fiscal", dice el documento. Aunque nuestro país es el que registra una menor deuda del cuarteto, presenta un deterioro estructural más pronunciado, según la Comisión.

Así, el déficit estructural español ronda el 3 por ciento, el peor de los socios del euro, que equivale a decir que España gasta unos 36.000 millones más de lo que ingresa al margen del ciclo económico, cantidad a financiar emitiendo nueva deuda.

Las buenas noticias llegaron por el lado del crecimiento. La Comisión mantiene un 2,1 por ciento para este año y un 1,9 por ciento para el próximo. De esta manera, nuestro país continúa estando, junto con Polonia, entre los grandes socios de la UE con el crecimiento más robusto, camino de superar por quinto año consecutivo la media europea. Para la zona euro, la Comisión empeoró una décima el crecimiento, hasta dejarlo este año en el 1,2, mientras que el próximo repuntará hasta el 1,5 por ciento.

Sin embargo, a Bruselas le continúa preocupando el estado de nuestras Cuentas públicas. Advierte que España se está relajando demasiado, e incluso ha dejado de realizar esfuerzos estructurales para reducir el déficit, el cual aumentaría si no fuera por el ciclo expansivo.

El Ejecutivo comunitario es mucho menos optimista que el Gobierno socialista respecto al ritmo de reducción del déficit. El plan de Estabilidad enviado por el Ejecutivo a Bruselas la semana pasada recogía un déficit del 2 por ciento este año y del 1,1 por ciento el que viene. En las previsiones actualizadas ayer, la Comisión espera que nuestro país cierre este año en el 2,3 por ciento del PIB, y del 2 por ciento el que viene. En noviembre esperaba un resultado ligeramente más positivo, con un 2,1 por ciento este año y el 1,9 por ciento el que viene.

No contempla el alza fiscal

Las previsiones económicas comunitarias no han tenido en cuenta las últimas medidas incluidas en el Plan de Estabilidad, ya que la fecha de corte para elaborar el documento fue el pasado 24 de abril. Sánchez propuso entonces una subida de impuestos para recaudar hasta 5.654 millones más el próximo año. Además, prevé aumentar la presión fiscal en un 2,2 por ciento del PIB hasta 2022, lo que llevaría a recaudar 26.000 millones adicionales.

El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, no quiso responder si esta subida de impuestos resultaría suficiente como respuesta a los esfuerzos adicionales que pide. El veredicto llegará en junio. Sin embargo, adelantó que recomendará el próximo mes la salida de España del procedimiento por déficit excesivo tras una década, lo que son "bastante buenas noticias". Fuentes comunitarias tampoco quisieron valorar las últimas medidas anunciadas por Sánchez. Y aunque Moscovici no ha presionado a nuestro país por estar en la puerta de salida de la zona roja, sus técnicos se aferraron al Pacto de Estabilidad y Crecimiento para apuntar que tiene "camino por recorrer" para acercarse al déficit del 1,3 por ciento que tendría que alcanzar para cumplir con las reglas totalmente.

Respecto a la deuda, las proyecciones apuntan a que continuará reduciéndose lentamente, hasta el 96,3 por ciento este año y el 95,7 el que viene. De esta manera, entramos en el grupo de los más endeudados, junto con franceses y chipriotas, y superados por belgas, portugueses, italianos y griegos. Aunque la Comisión no ha tenido en cuenta el Plan de Estabilidad, sí ha considerado otras partidas de gasto y medidas recaudatorias anunciadas recientemente. Por ejemplo, la subida de las pensiones y otras propuestas de los viernes sociales, así como el ensanchamiento de la base para las contribuciones sociales. Recuerda que varias medidas adoptadas el pasado año (como la subida a los funcionarios y la mejora de la revalorización de las pensiones) tendrán un impacto este año.

La Comisión explica que la estabilización del crecimiento español se debe a una moderación en el consumo privado, además de la ralentización en la construcción de vivienda. Espera que el motor de las exportaciones exteriores tome gradualmente el relevo y tire de la economía.

El Ejecutivo comunitario también recoge el buen comportamiento en el mercado laboral español, y prevé que el desempleo continúe reduciéndose aunque se desacelere la creación de empleo. Así, el paro caerá hasta el 12,2 por ciento en 2020, la tasa más baja desde que estallara la crisis en 2008. Además, Bruselas espera que los salarios continúen creciendo este año, gracias al impacto de la subida del salario mínimo, además de un crecimiento ligeramente superior a la inflación el próximo año.

Para el conjunto de Europa, el cuadro está lleno de claroscuros. El PIB se revisa a la baja, aunque todos los países mantienen el crecimiento. Entre los "persistentes" riesgos, Bruselas destacó las tensiones comerciales, un Brexit desordenado, la desaceleración de China y otros factores temporales que, por ejemplo, han llevado a empeorar el crecimiento alemán hasta el 0,5 por ciento este año.

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