Economía

El déficit de España se irá al 2,5% por la falta de ajustes y los 'decretazos' de Sánchez

Foto: Dreamstime

El Banco de España demanda una reanudación de la consolidación fiscal ante un 2019 que concibe como "un año en barbecho" en términos de disciplina presupuestaria, en palabras del director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce. No en vano, el supervisor en su primer informe trimestral de 2019 ha empeorado en una décima la previsión de déficit anual, hasta el 2,5%, frente al 1,3 de objetivo. Una meta ésta que quedó desvanecida tras el fracaso del proyecto presupuestario para 2019 y, entre otros factores, el mayor gasto comprometido por medidas del Ejecutivo socialista de Pedro Sánchez, especialmente las derivadas de los últimos decretazos aprobados los llamados viernes sociales. Si bien el alza de bases de cotización y la buena marcha de la recaudación apuntalan los ingresos, la brecha de las cuentas públicas se ensancha ante los mayores compromisos de gasto, en un contexto de "declive del PIB nominal", señaló Arce este último como factor principal del mayor saldo negativo.

Por otra parte, la autoridad monetaria ha revisado a la baja las proyección de inflación para 2019 en cuatro décimas, hasta el 1,2%, y constata una menor traslación de los salarios al índice de precios. Algo que revela que, por el momento, las alzas salariales y la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) no se han trasladado a los precios, lo que sí sucederá en los dos próximos ejercicios, cuando la inflación escalará al 1,5% y 1,6%, respectivamente. Ese espejismo inicial de menor IPC daría alas al contexto de alzas retributivas buscado por los agentes sociales y alentado por la reciente subida, histórica, del SMI, en un 22,5%.

Por ello, el supervisor avisa a los agentes económicos de que "han de mantener las mejoras competitivas que han estado en el origen de la recuperación" -básicamente la devaluación interna vía salarios que protagonizó la economía española durante la crisis- y, en aras de la prudencia y el previsible repunte de los costes laborales reflejado en el informe, el supervisor demanda que se asuma la coyuntura de incertidumbre y los agentes "internalicen las circunstancias concretas de cada sector o empresa a la hora de fijar precios y salarios". De hecho, la institución es consciente de que las empresas están asumiendo las subidas salariales en detrimento de sus márgenes y previene ante los "efectos adversos" sobre el crecimiento del empleo y la competitividad de las subidas salariales no ligadas a la productividad, al haber detectado subidas medias, y muy generalizadas, en los convenios del orden del 2,2% en febrero, así como "desacoples" entre la evolución de los salarios y la productividad.

Además, el informe evidencia, sin alertar, una ralentización del ritmo de avance del empleo que no impedirá que la economía española logre lucir una tasa de paro del 12% a finales de 2021, frente al 14,45% de cierre de 2018.

En cualquier caso, el estudio de la institución que encabeza Pablo Hernández de Cos, consciente de la coyuntura de desaceleración mundial, presenta un tono optimista respecto a la economía española, y prevé "una continuación de la fase expansiva, aunque a un ritmo progresivamente menor". Así, el Banco de España estima que el PIB creció un 0,6% en el primer trimestre de este año, en línea con los anteriores. Este dinamismo de la economía española que constata el supervisor deriva en que no haya revisado a la baja la previsión de crecimiento española hasta 2021. Así, mantiene la proyección de hace tres meses, según la cual España crecerá un 2,2% este año -en línea con la proyección del Ejecutivo-, un 1,9% en 2020 y un 1,7% en 2021. Mientras, Fitch rebajaba este miércoles la previsión de PIB español dos décimas, hasta el 2,1% y 1,7%, respectivamente, este año y el próximo. Arce resaltó durante la presentación del informe la mejora de la tónica reciente que ha llevado a que se vaya a crecer una décima más este trimestre del 0,5% contemplado inicialmente por la institución.

España mantendrá su tónica de resiliencia a la desaceleración, según el supervisor, aunque éste certifica un debilitamiento del sector exterior, especialmente de las exportaciones, y concretamente de las de bienes. Destaca la merma de los costes de financiación, un horizonte de ligero alivio para la deuda pública, la positiva evolución bursátil reciente, con avances del 8% en el Ibex 35, así como el buen acceso a la financiación bancaria que apuntala el crecimiento del consumo privado en un 0,5%. No obstante, el consumo se sostiene en elementos que pueden no ser permanentes, como la baja tasa de ahorro de las familias, advierte el supervisor.

Principales riesgos

Los principales riesgos que enfrenta la economía proceden del contexto internacional, en concreto del Brexit. En el plano interno, la mayor desestabilización surge de la indefinición sobre las políticas económicas que se van a aplicar, ante las elecciones del 28-A y la incertidumbre sobre la formación de Gobierno.

Respecto a la ralentización de la zona euro, los factores debilitadores tienen origen en países como Reino Unido o Turquía, a los que está más expuesta que China y EEUU. La recomposición de las cadenas de valor en el sector del automóvil es otro de los factores que frena a la eurozona, según la institución, tal como destacó recientemente el Instituto Ifo ante el dato de estancamiento del PIB alemán en el cuarto trimestre de 2018.

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