
Las empresas españolas afincadas en Reino Unido permanecen "a la expectativa" de qué deparará la salida de la Unión Europea y, si bien consideran que "incertidumbre" es la palabra que mejor define el panorama actual, el pragmatismo se impone a la preocupación. La parálisis del proceso no ha sido suficiente para desincentivar inversiones y el atractivo de un país calificado por Forbes como "el mejor del mundo para hacer negocio" mantiene el magnetismo entre compañías que, pese al Brexit, siguen considerando el mercado británico "muy estratégico" para sus intereses.
Como prueba, no hay indicios de éxodo, ni de que vaya a producirse, incluso pese al riesgo de una ruptura sin acuerdo. La Spanish Chamber of Commerce ha contado a elEconomista que no solo no tiene conocimiento de ninguna firma que prevea abandonar, sino que hay constancia de importantes proyectos para 2019. Su presidente, Eduardo Barrachina, subrayó que "España no se ha ido de Reino Unido y ningún síntoma revela la retirada".
No en vano, si hay una dinámica que se repite es la apuesta por esperar. El consenso general coincide en que "no tiene sentido" adoptar una decisión antes de conocer el desenlace del proceso, sobre todo, en un contexto de múltiples escenarios, ya que la incógnita no se limita a la futura relación entre Reino Unido y su principal mercado exportador, sino si la anticipada renegociación con Bruselas derivará en una salida blanda, si habrá un segundo referéndum o, incluso, si tendrá lugar un adelanto electoral.
Eugenio San Juan, director de la consultora C.E. Consulting Empresarial que asesora a firmas a ambos lados del Canal, destacó el carácter "lógico y pragmático" de los británicos e incidió en que en el "limbo" actual, "es pronto para tomar posiciones". El sentimiento dominante es que, efectivamente, "el Brexit puede hacer las cosas más difíciles, pero habrá que adaptarse", y la única conjetura que recaba unanimidad es que, pese al ruido político, habrá acuerdo. Los dirigentes reconocieron que la "preocupación" es inevitable, pero como Mariano García, de la consultora especializada en la construcción García Consulting Engineers, se encargó de recordar, "todo el mundo está en contra" de un divorcio no pactado, tanto Reino Unido, como la UE.
La hipótesis sobre la que trabaja la mayoría es que, a menos de dos meses para el Día del Brexit, el artículo 50 deberá ampliarse. Por ello, pese al sentimiento "de espera" citado por muchos, abandonar las islas no forma parte de los planes. España, destacan, "es una marca respetada en Reino Unido" y el conocimiento del mercado, "muy grande", por lo que el mensaje que aspiran a transmitir es "de calma".
Pablo Fano, de Basque Trade & Investment, la entidad que vela por la internacionalización de las empresas vascas, lo resumió gráficamente: "No hay miedo, no hay alarmismo, hay preocupación, pero se impone el pragmatismo". Las compañías están dispuestas a "adaptarse a lo que tenga que venir" y muchas recuerdan su inmersión en mercados no comunitarios. Su deseo para el Brexit, sintetizado por el responsable de la British Spanish Law Association, Álvaro Aznar, es que Londres y Bruselas "lleguen a un acuerdo lo menos doloroso posible".