Economía

Los escenarios de la tregua comercial: La falta de compromisos estructurales chinos la dejaría en punto muerto

Foto: Dreamstime
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Todo está listo para que el próximo miércoles y jueves la delegación china liderada por el viceprimer ministro, Liu He, se reúna en Washington, con el representante comercial, Robert Lighthizer y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. Hasta la fecha, Pekín se ha comprometido a aumentar la compra de productos y servicios estadounidenses con el objetivo de cerrar la brecha comercial entre ambos países, que el año pasado alcanzó un récord de más de 323.000 millones de dólares.

Pese a que el presidente de EEUU, Donald Trump, ha situado el déficit comercial con el gigante asiático como uno de los epicentros que ha llevado a su administración a tasar entre un 10% y un 25% más de la mitad de las importaciones chinas que llegan al país, cualquier tipo de acuerdo para no incrementar este azote arancelario requerirá reformas estructurales concretas por parte de China.

En estos menesteres, se incluyen desde poner fin a la transferencia forzada de tecnología a las compañías estadounidenses que operan en el país asiático, una mayor protección a la propiedad intelectual, así como reducir o eliminar los subsidios estatales a las empresas chinas.

Otros factores a tener en cuenta incluyen la ciberseguridad o el hecho de que EEUU seguirá adelante con la petición de extradición de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou. Tampoco debemos olvidar la posible legislación que cancelaría la capacidad de empresas de telecomunicaciones chinas, como la propia Huawei o ZTE de acceder a componentes y semiconductores estadounidenses si violasen la regulación del país.

Con estos asuntos sobre la mesa, se espera que las reuniones esta semana culminen con más detalles sobre el incremento de importaciones procedentes de EEUU por parte de China.

Hasta la fecha, los avances alcanzados tras la primera ronda de negociaciones el pasado 7, 8 y 9 de enero se resolvieron en un comunicado de 180 palabras en el caso estadounidense y de 74 por parte de China. Posteriormente, el gigante asiático mostró su predisposición, según publicaron algunos medios, de aumentar la compra de bienes estadounidenses durante los próximos año con el objetivo de cerrar la brecha comercial con EEUU en 2024, incrementando las importaciones estadounidenses hasta un total de un billón de dólares siempre y cuando Trump logre la reelección en 2020, según adelantaron varios medios estadounidenses.

A los pormenores sobre la mayor compra de productos estadounidenses podría sumarse un compromiso de Pekín a la hora de poner fin particularmente al robo de propiedad intelectual. Esto daría pie a un marco preliminar para desarrollar algún tipo de sistema de implementación, que debería ser aprobado por ambas partes antes de continuar con su desarrollo. Es por ello por lo que los detalles de cualquier avance que pueda conseguirse esta semana no deberían hacerse públicos y se reducirían a breves declaraciones institucionales, como ocurrió a comienzos de este mes, según considera Bloomberg en un análisis.

Sin embargo, un escenario en el que la segunda economía más grande del mundo ofreciera garantías de estar realmente dispuesta a implementar reformas de calado en los ámbitos previamente mencionados sería el resultado más deseado. Esto implicaría casi automáticamente que el gobierno de EEUU no aumentará los aranceles sobre un grupo de productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares desde el 10% al 25% ni tampoco cumpliría con su promesa de tasar el total de las importaciones chinas que llegan a EEUU. No obstante, las probabilidades de que esto se materialice antes del próximo 1 de marzo son más bien escasas, por no decir nulas.

Quizás el escenario menos deseado, pero con más probabilidades de ocurrir que el anterior es que las concesiones chinas no sean suficientes y se limiten a un aumento de las compras de productos y servicios estadounidenses. Si esto fuera así, seguramente las negociaciones concluirían el próximo jueves sin ningún tipo de mensaje oficial y con algún tuit de Trump amenazando con más aranceles si China no se compromete a ir más allá con las exigencias estadounidenses antes de que expire el alto el fuego en poco más de un mes.

A partir de entonces, la pregunta será si su administración se conformará con un acuerdo de mínimos, que básicamente esté apoyado por los globalistas dentro de la Casa Blanca, como Mnuchin o Larry Kudlow, principal asesor económico del presidente, o seguirá adelante con el ataque arancelario tras no haber logrado blindar temas clave como el robo de propiedad intelectual. Entre los que apoyarían esta decisión se encuentra Lighthizer, el asesor comercial de Trump, Peter Navarro, y el secretario de Comercio, Wilbur Ross.

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