Este año el mensaje clave de los cinco días de conferencias y la veintena de personas consultadas por elEconomista en el Foro Económico de Davos es que la economía a corto plazo se deteriora y los retos políticos existen. Sin embargo, se debe mantener la calma para no tropezar y caer en el agujero. Las dudas aparecen al aparecer en la discusión los grandes retos del futuro: cambio climático, revolución digital, envejecimiento de la población.
El replanteamiento necesario de políticas domésticas y la urgente coordinación global parecen hoy impensables. Y cuanto más tiempo pasa, cada uno de estos retos aumentará aun más la desigualdad entre regiones, países e incluso generaciones si no se mengua su impacto, complicando más aun el golpe de timón.
En este cuadro de grises sin embargo destaca para no pocos España, justo en el año en el que un presidente del Gobierno regresaba al foro de la mano de Pedro Sánchez, tras nueve años de ausencia. "Cuando pregunto a los clientes sobre cuál es el éxito silencioso me dicen España", comenta a este diario la economista jefe de Citi, Catherine Mann. "Todavía hay asuntos que solucionar. El empleo es demasiado elevado. Pero el país ha hecho muchas reformas y los beneficios se ven en el crecimiento", añade matizando la importancia de los problemas políticos.
El pesimismo de los mercados está yendo más allá de lo que refleja la realidad económica
El presidente de uno de los principales bancos del planeta coincide. "Los problemas políticos están en todas partes pero, a largo plazo, nuestra opinión es positiva", comenta en condición de anonimato. El malestar ciudadano presiona, la política se polariza, y la economía se frena. Combustible perfecto para que el pesimismo prenda. Si la confianza cae terminará con la demanda interna, principal motor de crecimiento con una guerra comercial en marca.
Con la perspectiva que ofrece la ciudad más elevada de Europa, y la ventaja de pasar revista desde los primeros escalones de la política y los negocios, son varios los que buscan contener el negativismo antes de que se extienda como un peligroso virus. Un alto cargo de un banco central de la eurozona advirtió fuera de micrófonos sobre el riesgo de una recesión 'autoinfligida'. Opinó que el pesimismo de los mercados está yendo más allá de lo que refleja la realidad económica. Por eso, la misma fuente explicaba que el BCE intentó contrarrestar este sentimiento en su comunicación tras su Consejo de Gobierno. Mann advirtió del mismo peligro. Recomendó a los mercados mirar más a los niveles históricos que a los indicadores cortoplacistas.
Y frente a los que vaticinan el final del ciclo, apuntó que "las expansiones no mueren de vejez, sino de errores políticos y profecías autocumplodas". Por lo tanto recomendó mirar a los datos que confirman el crecimiento continuado, y evitar errores como la guerra comercial.
Soros califica al presidente de China como un peligroso enemigo para las democracias
Marzo será un mes crucial para saber hasta cuándo continuaremos dándonos tiros en el pie. A principios de ese mes, Donald Trump decidirá si se da por satisfecho con las concesiones chinas para evitar llevar su guerra comercial al siguiente nivel. También debería haber más claridad sobre si Londres y Bruselas consiguen evitar una salida sin acuerdo de la UE el 29 de marzo.
En este último punto, una mayoría coincide en que el sentido común terminará por prevalecer, y se encontrará una solución para el asunto de la frontera de Irlanda y otros flecos pendientes. Incluso si se tiene que extender la negociación más allá de la formación del nuevo Parlamento Europeo tras las elecciones de mayo, con todos los quebraderos de cabeza que representaría. La preocupación es mayor al hablar de la guerra comercial, como nota el jefe de uno de los grandes bancos del planeta. Aunque el directivo detecta voluntad en Washington y Pekín por evitar el desastre, opina que será "difícil". La cancelación de una reunión bilateral preparatoria la semana pasada pareció confirmar estos malos augurios. Por el contrario, algunas voces influyentes, como la del magnate George Soros, recomiendan a Donald Trump mantener la presión sobre China. Porque su presidente Xi Jinping, es "el más peligroso enemigo" para las democracias, dijo el inversor en su tradicional cena.
Las luces rojas se encienden por los desafíos que traerá el calentamiento del planeta
Si a Soros le preocupa el gigante asiático sobre todo por el uso de la tecnología que está realizando para controlar a su población, para otros China continúa siendo un quebradero de cabeza por su enorme endeudamiento, y ahora por la caída de su crecimiento. Los menos pesimistas, como el numero dos de su regulador de mercados, Fang Xinghai, advierten que las autoridades tienen arsenal y capacidad para responder rápido si los datos se tuercen mucho, dado el menor apalancamiento público. Sin embargo, expertos como Jin Keyu, de la London School of Economics, opinan que el país tendría que corregir las vulnerabilidades de su sistema financiero antes de que traslade su inestabilidad al sistema global, al integrarse gracias al proceso de apertura creciente. Al alzar la vista, las luces rojas se encienden sobre todo por los desafíos que traerá el calentamiento del planeta y los desastres medioambientales, dominantes en el informe de riesgos . También por los interrogantes que genera la revolución digital, y la necesidad de crea nuevos empleos más rápido de los que se están perdiendo, y capacitar a los ciudadanos para ellos. Y también preocupa la falta de preparación de los países para cuidar a sociedades más envejecidas.