Economía

Las empresas agrarias impulsan la I+D al elevar un 23% el gasto

  • En la agroalimentación el desembolso en investigación se elevó un 12 por ciento
Foto: Archivo.

La apuesta por la I+D se consolida en las empresas agrarias y agroalimentarias de nuestro país. Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística reflejan un incremento significativo el pasado año, del 23% en el primer caso y de un 12% en el segundo, unos porcentajes que superan la media que registró la industria, con algo más de un 7% de crecimiento.

En concreto, el desembolso de las empresas agrarias en I+D interna en 2017 pasó de los 68,6 millones del ejercicio anterior a los 84,8. En el caso de la industria agroalimentaria, el gasto pasó de 205,9 a 230,9 millones.

En ambos casos, la tendencia de crecimiento se consolida, ya que la agroalimentación ha crecido en esta materia por tercer año consecutivo, mientras que en el sector agrario es el cuarto ejercicio. Otro de los datos relevantes de la última actualización del INE es que aumenta el peso de la I+D interna de ambos sectores en el total nacional al alcanzar ya el 4 por ciento o que el número de empresas que innovan tecnológicamente aumenta de 189 a 202 y de 696 a 705. La I+D interna es la variable más importante de las que mide anualmente el Instituto Nacional de Estadística en materia de innovación, ya que representa el esfuerzo en crear estructuras propias en investigación. El INE mide también otros aspectos como la adquisición de tecnología externa o las mejoras en procesos organizativos, datos que publicará en unas semanas.

Manuel Laínez, exdirector del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Agroalimentaria, destaca al analizar los datos que en el sector primario y en el agroalimentario se ha incrementado un 17 por ciento y un 14 por ciento el personal para realizar labores de I+D, muy por encima de la media, de un 2 por ciento. "Lo que está claro es que las empresas están invirtiendo en personal dedicado a investigación y desarrollo", afirma. Para Laínez, las empresas "han visto la necesidad de invertir en I+D como la forma de mejorar en competitividad. Junto a herramientas como mejorar la organización, trabajar de la mano de clientes y proveedores, es clave la innovación, tanto en la mejora de la calidad del producto como en el proceso productivo".

Dos son los grandes retos que, en opinión del que es uno de los observadores más autorizados sobre I+D en España, afrontan las empresas agrarias y agroalimentarias españolas. El primero es subirse a la ola de la digitalización, que te permite "recopilar y tratar datos para mejorar los procesos productivos e incluso para adelantarte a la toma de decisiones. El otro es organizarte para los nuevos modelos de negocio, que están fundamentalmente en el exterior, y prepararse por poder responder a las exigencias de los consumidores, como los temas medioambientales, sociales, que cada vez pesan más en las decisiones de compra".

Laínez, lanzado ahora como consultor al asesoramiento de empresas en materia de I+D, asegura que la mejor manera de convencer a las empresas para que innoven es que miren a los que tienen más éxito. "Si una compañía mira a su entorno y se fija en las que están creciendo más deprisa se darán cuenta de que lo están haciendo en base a la innovación. Y eso vale para el sector del pan como de los productos cárnicos o el de las frutas y hortalizas. Aquellos que están implicados en procesos de mejora continua, de innovación de productos y procesos, de adaptación a la demanda del consumidor son los que crecen más deprisa. Y los que están dejando la actividad son las que han renunciado a orientar sus producciones al mercado y a ser competitivos a través de la innovación".

El ejemplo de Lactiber

Uno de los ejemplos que mejor ejemplifica la apuesta por la innovación es Lactiber, la compañía leonesa interproveedora de productos lácteos de Mercadona. En 2016, creó el departamento de I+D independiente del de Calidad. "A partir de ahí hemos cerrado acuerdos con la Universidad de León, también hemos trabajado mucho con proveedores para que nos pasen propuestas para desarrollar productos y dentro de la empresa se han promovido ideas en este sentido", explica su director general, Emilio de León.

La apuesta por la investigación ha supuesto el desarrollo de cinco productos nuevos. "Uno es la leche evaporada, que lleva un año en el mercado, y aunque fue innovación para la planta no lo era en el mercado. Luego, después de hacer prospección de mercado en el extranjero, desarrollamos la primera leche alta en proteínas semidesnatada. Los tres últimos productos que estamos probando en supermercados de Córdoba es esa leche alta en proteínas sin lactosa y desnatada, y dos batidos de alta proteína sin azúcares añadidos y sin lactosa", añade el directivo. Este esfuerzo ha supuesto un desembolso económico importante. "Siempre hablamos de I+D+i -investigación, desarrollo e innovación-, pero no le metemos la tercera i -inversión-. Tú puedes investigar mucho pero si no pones dinero estás absolutamente perdido. Nosotros ahora tenemos entre manos un proyecto con una inversión de 3 millones de euros para automatización, que también es innovación".

Y es que esa innovación en Lactiber no sólo empapa toda la actividad de la empresa, sino que se extiende a los mismos proveedores. "Por un lado está la innovación en producto, colaborando con la universidad, proveedores y otras empresas, en este último caso gracias al clúster Vitartis, pero luego está la parte de inversión en procesos y también en la forma de organizar los equipos, que también le hemos dado una vuelta. Ahora estamos trabajando en un proyecto que es el dar el primer salto a la reducción de papel y papel cero con la industria 4.0 y vamos a comenzar ya en campo el ganadero 4.0".Este último proyecto se basará en dar todos los medios posibles para que los ganaderos tengan todas las herramientas para la toma de decisiones en tres líneas: mejora de la eficiencia en campo, reducción del uso de antibióticos y mejora de la inmunoterapia a nivel de granja.

Para Emilio de León, innovación "también es que la industria y el ganadero, junto a la distribución, vayan de la mano buscando cuáles son las necesidades del cliente. Para mí es la mayor innovación que tiene Lactiber y el modelo es tan claro que no entiendo el futuro sin ello". Una innovación que supone una garantía de supervivencia para los productores. "Hoy por hoy tenemos que dar una vuelta a la valorización de la leche de cara al consumidor y eso sólo se puede hacer innovando en productos que cubran las necesidades que van surgiendo", añade el directivo.

Pero es clave tener los objetivos claros. "No se puede hacer a tontas y a locas. No es una casualidad que nosotros nos hayamos metido en el mundo de valorización de las proteínas, sino que lo hemos visto en Europa y en Estados Unidos, que quizá en esto están más avanzados que nosotros, pero que son olas que van llegando. El culto al cuerpo, al cuidado de la salud y a la nutrición deportiva aún está empezando aquí, pero va a más".

Fede o el éxito de la I+D española

Otra muestra no menos relevante es el caso protagonizado por Pulverizadores Fede. La compañía valenciana es hoy por hoy uno de los ejemplos más exitosos de la I+D made in Spain, como refleja el hecho de que hayan formalizado un acuerdo con el gigante de la maquinaria agrícola John Deere, que comercializará a nivel mundial su atomizador inteligente, ampliamente premiado y reconocido.

Fede Pérez, director general de la compañía, explica que la apuesta por la innovación llegó de la mano de la estrategia por la internacionalización por la que apostaron hace diez años: "Para salir al exterior tienes que ofrecer un servicio o producto que realmente ofrezca una propuesta de valor mayor que la que hay en los mercados a los que vas, porque por precio no consigues nada".

La necesidad de digitalizar el campo para dar respuesta a una mayor demanda de alimentos con unos recursos limitados les proporcionó la estrategia que hoy inspira a la compañía: "Ayudar a una agricultura rentable, productiva y sostenible para el medio ambiente", afirma Fede Pérez. Aprovecharon además un nicho de negocio, el de los cultivos especiales como frutas y hortalizas, que no estaba copado por las grandes multinacionales, preocupadas por invertir solamente en los cereales, que ocupa el 80 por ciento del negocio de los fitosanitarios. "El know how está en pequeñas empresas como nosotros, que estamos muy cerca del agricultor, conoces sus necesidades, aunque no teníamos el pulmón financiero". Y eso se lo proporcionó el programa Horizon 2020 de la UE, que subvencionó el 60 por ciento de una inversión de 1,3 millones de euros para desarrollar el Smartomizador, capaz de sugerir las dosis de aplicación en función de la masa vegetal.

Ahora, la compañía invierte un 10 por ciento de su facturación en I+D tanto de procesos como de productos. "Además del departamento de innovación, que está muy bien dotado, tenemos un equipo de tecnología que dirige un doctor en Telecomunicaciones alemán, informáticos, agrónomos que trabajan al cien por cien en I+D". De las 52 personas que forman la plantilla, siete están dedicadas a tareas de I+D a tiempo completo, además de personal que compatibiliza estas labores con otras. "Aquí se respira innovación en cada rincón de la empresa". Una apuesta que les ha permitido, por primera vez, desarrollar productos tecnológicos que no son pulverizadores, como la caja de conectividad para medir todos los procesos y las labores que hace un tractor que presentarán en febrero.

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