
La mayoría de los españoles se ubica en una posición social similar o superior a la de sus padres y abuelos. El 29% se ve por encima de los padres, el 51% se coloca al mismo nivel y solo un 17% percibe su posición como inferior. El último Apuntes de Opinión Pública, editado por Funcas, analiza las percepciones que tienen los españoles de la movilidad social a lo largo de la vida de varias generaciones a partir de una encuesta reciente del Eurobarómetro. Cifras que contrastan con el debate sobre el empobrecimiento y la desigualdad social y la idea de que los más jóvenes vivirán peor que sus padres.
Comparado con Europa, el porcentaje de españoles que afirma que su posición social es mejor que la de sus padres iguala la media de la UE-28 (en torno al 30%), mientras que el de quienes dicen que su posición es peor que la de sus progenitores es inferior (17% frente a 22% de media europea).
Sobre los abuelos
Si nos remontamos una generación más, Apuntes de Opinión Pública observa que la percepción de movilidad social ascendente es aún más frecuente. Casi la mitad de los españoles responde que su posición es superior a las de los abuelos paternos (45%) o maternos (46%). Quienes, por el contrario, consideran que su posición social es inferior a las de sus abuelos paternos o maternos no llegan a una quinta parte (16% y 14%, respectivamente).
Los españoles que dicen haber ascendido en la escala social respecto a los abuelos son más que los europeos (los mencionados 45% y 46% frente a 40%-41%). Es decir, de acuerdo con los datos recogidos por el Eurobarómetro, en España la percepción de ascenso social en el marco de la propia familia se halla más extendida que en el conjunto de la Unión Europea.
Preguntados por los factores que contribuyen al ascenso social, son más los europeos, y los españoles entre ellos, que consideran esencial el mérito personal acumulado mediante la educación y el trabajo, que los que dan mayor importancia a los contactos personales y el origen familiar. En particular, un 33% de los españoles considera esencial para la movilidad social la educación y un 27% el trabajo duro, frente al 22% que da la máxima importancia a los contactos sociales y el 10% al origen familiar.