
A falta de conocer lo que pueda pasar con el proyecto de Presupuestos Generales del Estado una vez comience la negociación con los grupos parlamentarios, el Gobierno pactó con Podemos el pasado jueves un incremento del gasto de 6.568 millones de euros y otro de la recaudación de 5.678 millones para 2019. Sin embargo, tanto socialistas como la formación morada tenían planeadas subidas mucho mayores que las finalmente pactadas.
Así lo indica un repaso, en su caso, a los presupuestos alternativos que en abril presentó el PSOE antes de hacerse con el Gobierno y que han sido la hoja de ruta de la política económica del Ejecutivo. Este documento preveía unos 2.830 millones más en materia de recaudación que lo pactado por Pedro Sánchez con Podemos, una cantidad a la que se llegaría gracias a la subida de ingresos que generaría, entre otros, el Impuesto de Sociedades -4.000 millones -, las subidas de tipos del IRPF tanto de renta como de capital -1.900 millones-, medidas contra el fraude fiscal sin concretar -1.500 millones- y la equiparación fiscal del diésel y la gasolina -600 millones-.
A diferencia de lo presentado en su momento por el PSOE, el Gobierno todavía no ha aclarado cuánto espera recaudar por cada uno de los nuevos impuestos o subidas fiscales que acaba de acordar, por lo cual no se pueden contrastar directamente ambas propuestas.
Sin embargo, esto sí se puede hacer respecto al ascenso del gasto que tenían previsto hacer los socialistas antes de entrar al Gobierno, que se planteó en unos 7.998 millones, solo unos 1.413 millones más que lo finalmente pactado. Esta diferencia saldría de algunos fondos y proyectos que, por lo pronto, el Gobierno habría decidido desechar, como 400 millones más para la cooperación para el desarrollo o unos 2.400 millones para el Ingreso Mínimo Vital -que en el pacto con Podemos se quedaron en unos 180 millones-.
Mientras, en el caso de Podemos, las alzas son más elevadas. El incremento del gasto que reclamó en el documento que envió el pasado sábado al Gobierno era de unos 9.940 millones, unos 3.415 millones más que lo finalmente pactado con Moncloa. En este caso, no se trasladaron al acuerdo de manera completa las pretensiones de la formación que lidera Pablo Iglesias en materias como dependencia -en la que reclamaba unos 2.500 millones, que se quedaron en 510 millones- o sanidad, en la que exigían la derogación completa del copago farmacéutico para todos los pensionistas, que finalmente solo se suprimirá en el caso de la población más vulnerable -con un coste aproximado de 395 millones, que ya no entrarán en las arcas del Estado-.
Las diferencias son más grandes si cabe en el caso del incremento de la recaudación. Podemos propuso nuevos impuestos y subidas tributarias por valor de 10.500 millones de euros. Sin embargo, no es posible comparar las posibles diferencias dado que, en su caso, Podemos tampoco aclara las previsiones de recaudación. Con todo, sí que se puede discernir que tienen que ver con medidas que, finalmente, el Gobierno no aceptó, como el polémico impuesto a la banca -valorado en más de 1.000 millones- o suprimir la exención del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) del que disfruta la Iglesia Católica -medida con la que la formación morada esperaba obtener unos 500 millones más-.
Sin resultado definitivo
En cualquier caso, el contenido del pacto entre Podemos y el Gobierno va mucho más allá de unos presupuestos. El acuerdo contiene varias medidas, como la subida del salario medio interprofesional (SMI) a los 900 euros en 2019, cambios en las fórmulas de cotización de los autónomos o vías para abaratar la factura de energía de las familias, cuyo contenido concreto todavía se tiene que desarrollar, todas ellas con un impacto para la economía y los sectores afectados sin calcular.
Además, como la propia María Jesús Montero, ministra de Hacienda, reconoció el viernes, el proyecto de Presupuestos con las bases pactadas con Podemos, que se llevará al Congreso entre finales de noviembre y principios de diciembre, todavía se tiene que negociar con las fuerzas parlamentarias, por lo que no hay que descartar que varias de las medias pactadas se queden en agua de borrajas.