Economía

Un 'gran hermano' vigilará el tabaco contra el tráfico ilícito

  • La cajetilla tendrá un código de identificación y reportará datos
Foto de archivo

El año pasado se consumieron en la Unión Europea 25.800 millones de cajetillas de tabaco, según un estudio realizado por KPMG. Del total, solo en el mercado español se vendieron 2.337 millones, al margen de otros 190 millones más, aproximadamente, de envases de picadura. En la lucha contra el tráfico ilícito, a partir del 20 de mayo de 2019, cada uno de ellos tendrá que incorporar un identificador alfanumérico único. Se trata una especie de DNI electrónico del tabaco, en el que se detallará desde el origen a cada uno de los movimientos de la cajetilla o la picadura de liar.

Todos los datos de por donde vaya pasando el producto se irán remitiendo a través de sucesivos eventos de información a un gigantesco Big Data, o repositorio, capaz de gestionar hasta 258.000 datos al año, considerando una media de diez por unidad. Y eso tan solo en el ámbito de los cigarrillos.

Es, sin duda, uno de los mayores desafíos tecnológicos a los que se enfrenta la industria tabaquera y que, a la espera de que la Unión Europea decida la compañía encargada de la gestión del repositorio comunitario de los datos, permitirá luchar contra el contrabando y la falsificación, que genera cada año un gran agujero fiscal de 10.000 millones de euros en las arcas comunitarias.

El proceso se inició en noviembre de 2012, cuando en la OMS (Organización Mundial de la Salud) se aprobó un Protocolo contra el Comercio Ilícito, ratificado por España en 2014 y aprobado por la Unión Europea en julio de 2016. Aunque el Protocolo, al que se han adherido ya 48 países, establece como fecha tope para la implementación de un código de trazabilidad el año 2023 para los cigarrillos y la picadura de liar -para el resto hay de plazo todavía diez años-, la Unión Europea se ha adelantado con la aprobación de la Directiva de Productos del Tabaco. Así, a partir del 20 de mayo de 2019 tanto las cajetillas como los envases de picadura deberán tener ya el código único, mientras que el resto de productos, como puros o cigarritos, tendrán de plazo hasta 2024.

Códigos

El código alfanumérico permite la identificación tanto de una unidad -una cajetilla o un envase de tabaco de liar-, como de un agregado; es decir un cartón, una caja de 50 cartones o un palet de 40 cajones. Todo ello permitirá determinar la fecha y lugar de fabricación, la instalación donde se ha producido y hasta la máquina usada, el turno o tiempo empleado, además de la descripción del producto, el mercado previsto de venta, la ruta de envío y el país importador.

Pero el proceso aún no ha terminado. A partir de ahora será el Estado miembro quien deba definir cómo será este identificador, cuyas características, en el caso de España, aún no se conocen, y quién lo emite, algo que en nuestro país hará previsiblemente la Casa Nacional de la Moneda y Timbre. El identificador debe cumplir con unos requisitos específicos de seguridad visibles (códigos, colores, precintas), pero no legibles (hologramas, tintas especiales con cambio de color) y ocultas (huellas de impresión).

Juan Páramo, presidente de la Mesa del Tabaco, una organización que agrupa a toda la cadena, muestra la total colaboración de la industria tabaquera y su apoyo a las medidas adoptadas, teniendo en cuenta que se trata de la mayor respuesta global dada hasta ahora en la lucha contra el contrabando. "La Unión Europea ha invertido un gran esfuerzo en crear este sistema de trazabilidad y dado que va a ser el primero en implementarse va a permitir al resto de países evaluar cómo funciona y adaptarlo a sus necesidades", asegura como máximo representante del sector.

Eso sí, lanza una advertencia y señala también que "para garantizar la eficacia es imprescindible la interoperabilidad del sistema en todo el mundo", insistiendo en que "para que el Protocolo sea efectivo es necesario un acuerdo de los gobiernos sobre un marco de controles y buenas prácticas a nivel global".

Desde la Mesa defienden que la fortaleza del Protocolo dependerá en este sentido de la participación de todos los actores implicados, incluyendo a la industria, y teniendo en cuenta que los repositorios de datos -habrá uno secundario al que se enviarán copias de información- permitirán a los cuerpos y fuerzas de seguridad de cada Estado europeo tener una información valiosísima.

En la misma línea también, desde Altadis, su directora de Asuntos Corporativos y Legales, Rocío Ingelmo, destaca que "se trata de un balón de oxígeno en la lucha contra el contrabando". Ingelmo advierte, no obstante, que "es realmente curioso y llamativo que siendo un protocolo impulsado por la OMS, las autoridades sanitarias no se preocupen de atajar un grave problema como es el del tabaco de hoja picado, que incluso se comercializa a través de Internet". La directiva de Altadis recuerda que, recientemente, se han aprehendido en España algunas toneladas de este tipo de tabaco, cuyo uso era el de abono agrícola y se desviaba al consumo humano. "Ese tabaco no pasa ningún control sanitario y ello supone un grave riesgo para el consumidor", dice.

Nunca antes, en cualquier caso, se había emprendido una batalla a nivel global contra el tráfico ilícito del tabaco como hasta ahora, y con la industria como protagonista.

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