
El Govern rebajó ayer sensiblemente la cifra total de sociedades que han trasladado su sede social fuera de Cataluña tras el referéndum ilegal del 1-O. Según un estudio presentado por la consejera de Empresa de la Generalitat, Àngels Chacón, la fuga de compañías entre octubre y julio se limita a 3.700, lejos de las más de 4.500 que estiman desde el Colegio de Registradores Mercantiles.
Chacón admitió que estas pérdidas "no son inocuas", pero minimizó el impacto del fenómeno sobre la economía catalana a una cuestión de imagen y rechazó cualquier responsabilidad del Ejecutivo catalán en la sangría empresarial. Por el contrario, la consellera señaló al decreto para facilitar el traslado de empresas aprobado por el anterior Gobierno y a las cargas policiales contra los participantes en el referéndum del 1-O como causantes de la marcha de miles de compañías de la comunidad.
En este sentido, reclamó al Gobierno que derogue dicho decreto y lamentó que la Generalitat estuviera intervenida a través de la aplicación del artículo 155 de la Constitución y no pudiera hacer nada para evitar la fuga de empresas durante su vigencia entre finales de octubre y principios de junio, cuando más intensa fue la fuga de sociedades de la comunidad.
No habrá incentivos
Chacón volvió a descartar tajantemente que la Generalitat se plantee ofrecer incentivos fiscales a las empresas que decidan volver a Cataluña, aunque reconoció que el Govern ha contactado con varias firmas para sondearlas sobre su eventual retorno a Cataluña. "Les ofrecemos lo mismo que al resto: una economía competitiva y un mercado laboral con talento. Serán bienvenidas a Cataluña si deciden regresar, indicó.
El estudio destacó que las 3.700 compañías trasladadas solo representan el 0,59% del tejido empresarial de la comunidad, aunque admitió que suman una facturación agregada de 100.000 millones de euros. En este sentido, el director de Economía de Foment, Salvador Guillermo, advirtió ayer que la fuga de empresas de Cataluña es "preocupante", especialmente en el caso de grandes firmas como CaixaBank o el Sabadell, que tienen capacidad de "tracción" sobre toda la economía.