
Los comerciantes de Barcelona están hartos y piden medidas urgentes contra la extensión del fenómeno del top manta, que este verano ha llegado a su clímax, hasta colapsar las aceras de los principales ejes turísticos de la ciudad. Las quejas del sector son reiteradas, pero hasta el momento han caído en saco roto, y se centran en la competencia desleal que representa la venta ambulante para sus negocios, la ocupación del espacio público por parte de los manteros y la degradación de la imagen de la ciudad ante los posibles compradores, tanto residentes como turistas.
Con todo, el lamento más amargo de los tenderos es por la inacción ante el fenómeno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la que llegan a acusar de complicidad contra la venta ilegal. La paliza que varios manteros propinaron a principios de agosto a un turista norteamericano en plena plaza de Cataluña fue la gota que hizo colmar el vaso. Ante las criticas contra la gestión de Colau sobre el top manta que se generaron tras dicha agresión, el director del Plan Estratégico de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Arias, mandó "a la mierda" a través de Twitter a quienes se quejaron.
En declaraciones a elEconomista, el presidente de la patronal del pequeño comercio PIMEComerç, Àlex Goñi, lamenta que el top manta se ha convertido en un "fraude enorme", tanto a la Seguridad Social, como a Hacienda y a las propias finanzas de los ayuntamientos afectados por el fenómeno como Barcelona, pero también otras localidades turísticas catalanas como Salou, Lloret, Cambrils o Roses. "Es un problema todavía mayor de lo que piensa la gente. Los comerciantes pagan las cotizaciones de sus trabajadores, sus impuestos y sus licencias, mientras que los manteros eluden estas obligaciones y ocupan impunemente las mejores zonas de la ciudad", critica Goñi.
En esta línea, el presidente de la asociación de comerciantes del centro de la ciudad Barcelona Oberta, Gabriel Jené, señala a la "inacción" del Ayuntamiento de Colau como una de las causas de la proliferación del top manta. "Es un problema complejo y los ayuntamientos no tienen toda la culpa, pero lo que no se puede tolerar es la permisividad de Colau con los manteros. En Barcelona, hay un espacio público ingobernado y esto ha generado un efecto llamada que lo ha conquistado. Ya lo vimos con la huelga de los taxistas, que colapsaron la Gran Vía durante varios días con sus coches mientras el Ayuntamiento miraba hacia otro lado", sentencia Jené en declaraciones a este periódico. El presidente de Barcelona Oberta pide a Colau una acción "clara y contundente" para frenar el top manta, más allá de las iniciativas sociales del consistorio para regularizar la situación legal de los vendedores ambulantes. En este sentido, Jené recuerda que Colau se gastó 800.000 euros del presupuesto municipal a crear una cooperativa de trabajo para los manteros, mientras que el presupuesto municipal destinado a la promoción del comercio de la capital catalana apenas llega a 1,2 millones de euros.
Chivatazos en las redadas
Por su parte, la oposición municipal pide a la alcaldesa que cambie su actitud de complicidad ante la venta ambulante ilegal. Según el PDeCAT en los tres años de mandato de Barcelona en Comú, el número de vendedores ambulantes irregulares que trabajan en la zona de las playas de la capital catalana se ha triplicado hasta superar el millar.
El sindicato mayoritario de la Guardia Urbana de la ciudad, SAPOL, también denunció a mediados de agosto que sospecha que el Gobierno municipal avisa a los colectivos de manteros antes de las operaciones policiales, ya que cada vez que se hace una redada la mayoría de vendedores ambulantes ilegales han abandonado sus ubicaciones habituales.