Hans-Werner Sinn, profesor de Economía en la Universidad de Munich, cree que el futuro de la de Eurozona tendrá más sombras que luces a medida que la integración se profundice. Después de dos décadas marcadas por la crisis, las burbujas y los rescates, ahora comienza una tercera en la "que se avecinan más problemas", asegura este experto.
Werner Sinn destaca en un artículo publicado en Project Syndicate que "la primera década de vida del euro reinó el sentimiento de fiesta, particularmente en el sur de Europa; pero en la segunda década llegó la inevitable resaca. Ahora, que estamos entrando en la tercera década, el estado de ánimo predominante parece estar marcado por una radicalización política creciente".
A pesar de todas las medidas y programas de compras implementados por el Banco Central Europa, que para este experto ha supuesto una socialización de los riesgos, varios países no han aprovechado esta laxitud "para lubricar sus economías". Ahora los movimientos 'antieuropeos' empiezan a ganar fuerza y los partidos que prometen mayor gasto están llegando al poder, lo que a la larga generará grandes tensiones dentro de la Eurozona.
"Socialistas radicales"
Tras la crisis de 2007 y los problemas que vivieron los países que habían presentado unos mayores desequilibrios con el exterior y que alcanzaron unos niveles de deuda insostenibles, ahora "cabe destacar que Portugal, España y Grecia están gobernados por socialistas radicales que han abandonado el concepto de responsabilidad fiscal, que ellos llaman 'austeridad fiscal'".
"En vista de estos hechos, incluso los más comprometidos entusiastas del euro no pueden decir de forma honesta que la moneda única ha sido un éxito. Europa se ha desbordado claramente", comenta este economista alemán.
"Es difícil ver un camino claro hacia adelante. Algunos argumentan a favor de una mayor socialización de la deuda y la distribución del riesgo a nivel europeo. Otros advierten que esto empujaría a Europa a un atolladero aún más profundo de irresponsabilidad financiera. La distorsión del mercado de capitales conllevaría un daño económico severo, que Europa difícilmente puede permitirse, dada su difícil posición competitiva global frente a una China emergente y a una Rusia y EEUU cada vez más agresivas. De una forma u otra, la tercera década del euro decidirá su destino".