Economía

Los empresarios alemanes también suspenden la gestión de Merkel

  • Critican la falta de estrategia y de acción en la implementación de los acuerdos

La peor catástrofe mundialista de la historia de Alemania ha sido, para la Prensa alemana, el colofón a una de las peores crisis políticas que ha vivido el ejecutivo germano y a las continuas voces que alertan del ralentizamiento de la economía de la primera potencia europea. Sin embargo, y tras ver cumplidos sus primeros cien días de mandato, Angela Merkel se resiste a dar por perdido un pulso que amenaza a su carrera política por mucho que las agudas críticas a la Gran Coalición no han cesado desde el arranque de su cuarta legislatura.

Desde los agentes económicos hasta los sindicatos, pasando por la oposición y los municipios no cesan los reproches que acusan al tripartito formado por la CDU, la CSU y el SPD de inacción, de haber fomentado prioridades falsas y principalmente de un bloqueo que ha visto en la polémica política de asilo su principal obstáculo.

El presidente de la Federación de Industrias alemanas (BDI), Dieter Kempf, instó al Gobierno federal a tener más espíritu de equipo. El líder de la todopoderosa Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB), Reiner Hoffmann, acusó por su parte al ejecutivo de haber hecho hasta el momento demasiado poco en temas vitales para la ciudadanía, aunque lo que más preocupa a estos agentes es que la Gran Coalición apenas ha estado en el cargo durante poco más de cien días.

"Alemania necesita más que nunca estrategia y capacidad para actuar. Si este equipo tuviera que competir por la Copa del Mundo, no estaría seguro de que todos fueran capaces de conocer sus tareas, sus carreras o sus pases", añadió Kempf.

No solo desde esta federación, sino desde las distintas esferas económicas e industriales germanas se espera que el gobierno sea y siga siendo un ancla de estabilidad dentro de la Unión Europea (UE). Pero nada más lejos de la realidad. Después de cien días, la Gran Coalición no es una coalición para la economía. El balance de los empresarios sobre este periodo es devastador y otorga un mísero 4,2 a la gestión del ejecutivo, según una encuesta de la asociación 'The Family Entrepreneurs'.

El 93% se queja de que el gobierno aún no ha establecido el camino correcto. "No hay señales de salida, dinamismo o de cohesión, como se afirma en el acuerdo de coalición", asegura Reinhold von Eben-Worlée, accionista del Grupo Worlée. "Esto tiene que cambiar -se quejó Kempf-. Alemania disfruta de una notable prosperidad económica con un repunte duradero y enormes ingresos fiscales que, sin embargo, no parece querer repercutir en las generaciones más jóvenes".

En el centro de la diana, cuestiones como el seguro de salud o los más de 56 millones de afiliados a la seguridad social que, según los planes del gobierno, verán aliviadas sus cargas al seguro a partir del año que viene de forma que los empleados y jubilados se ahorrarían unos 6.900 millones de euros anuales. También la contribución al seguro de desempleo debería reducirse 0,3 puntos porcentuales, hasta el 2,7% a partir del 1 de enero de la misma forma que, entre otras medidas firmadas en el acuerdo de coalición, las familias tendrían que ver aumentadas las prestaciones por hijo.

Menos palabras, más hechos

Pero, por el momento, todo está por hacer ya sea en lo referente a la reforma de las pensiones, maternidad o a la puesta en marcha, por fin, de la ansiada digitalización de las escuelas. Cuestiones que llevaron al presidente de la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB), Reiner Hoffmann, a reclamar a Berlín que inicie de una vez un diálogo sobre las cuestiones de mayor relevancia para los ciudadanos.

"Los políticos están muy lejos de la realidad social -aseguró el presidente sindical-. Desconocen que no hay viviendas asequibles, que la infraestructura del tráfico es grotesca o que la situación de las escuelas es a veces catastrófica" añadió, al mismo tiempo que lanzó un alegato para mejorar las comunicaciones del Gobierno.

Un panorama nada alentador y que contagiado por el escepticismo, ha llevado a la mayoría de institutos económicos a reconsiderar a la baja sus previsiones para la economía alemana. El último, el Fondo Monetario Internacional (FMI) que recortó en tres décimas su estimación para 2018, hasta el 2,2%, por el impacto que la escalada proteccionista global y el Brexit podrían tener en las exportaciones e inversiones de Alemania. En este sentido, considera que una reaparición del riesgo soberano en la zona euro por la incertidumbre política o la ausencia de reformas podría desencadenar una nueva ola de estrés financiero, con implicaciones adversas para la banca alemana.

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