Economía

La parálisis del 'Brexit' en Londres agota a Bruselas

  • Barnier advierte de diferencias "serias e inmensas" y apremia a May
Theresa May, primera ministra de Reino Unido.

Los Veintisiete no compran el tiempo que Theresa May intentó venderles en el Consejo, cita llamada a cerrar un principio de acuerdo en materia de salida para garantizar su aprobación en la cumbre de octubre.

 Las autoridades comunitarias tiraron de artillería pesada para condenar una parálisis de la que responsabilizan a Reino Unido, como quedó de manifiesto una vez más en el comunicado conjunto difundido al cierre de la reunión, en el que reiteraron la necesidad de prepararse para todas las contingencias, incluida una salida caótica.

El negociador jefe comunitario habló de diferencias "inmensas y serias", sobre todo en lo que se refiere a la frontera con Irlanda, la gran prioridad que se ha marcado Bruselas, donde hay más interés en proteger a un Estado miembro que en garantizar un divorcio exitoso para quien ha decidido abandonar. De hecho, de los líderes comunitarios, el más duro ha sido, precisamente, el irlandés. Leo Varadkar aseguró que Reino Unido no parece entender el aspecto más básico de la ruptura: que necesariamente implicará un recorte de las ventajas actualmente disfrutadas como integrante del bloque.

Por ello, dada la brecha de las posiciones a ambos lados del Canal y que el tiempo que queda es "muy breve", Michel Barnier invitó a las autoridades británicas a volver a Bruselas el lunes para retomar las conversaciones. Su oferta revela el grado de frustración en el continente, puesto que la contraparte británica habría ya declinado la propuesta en privado, consciente de que todo está pendiente de la reunión que el Gobierno de May mantendrá el viernes para cerrar, supuestamente de una vez por todas, su posición final.

La paradoja de la rigidez

La paradoja es que ambas partes se acusan de lo mismo: falta de flexibilidad. En la cena del jueves, la primera ministra británica había pedido a sus todavía socios que ampliasen el margen concedido a Barnier para mostrar mano izquierda, pero, igualmente, la UE considera que lo poco que conoce de la apuesta de Londres evidencia una excesiva constricción. De hecho, ayer mismo, en su comunicado, sugirieron que si May relaja algunas de sus líneas rojas, especialmente las que afectan al Tribunal de Justicia europeo y al movimiento de personas, podrían mejorar su oferta.

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