
La eurozona se acerca a la solución de lo que hasta hace poco era uno de los problemas más intrincados de la zona euro: el alivio de la deuda griega. Según informó ayer un alto cargo europeo, los miembros del euro "están convergiendo con rapidez" sobre cómo aligerar el casi 180% del PIB de pasivo heleno, una vez que el país ha concluido con las reformas de su programa de ayuda y se preparara para salir del rescate el 20 de agosto.
El Eurogrupo de mañana, el último antes de terminar con ocho años de rescate, será la reunión definitiva para fijar los parámetros del alivio. Los ministros de Finanzas del euro cerrarán un paquete que contará con un colchón inicial para que Atenas no tenga que acudir a los mercados al menos hasta final de 2019, y que podría alcanzar los 20.000 millones.
También incluirá una extensión de la tregua para la devolución de los préstamos de la Facilidad Europea para la Estabilidad Financiera, el fondo anticrisis previo a la creación del Mede. Las devoluciones de los préstamos del FEEF, un 40% de las obligaciones helenas, deberían comenzar en 2022, pero se considera una extensión de al menos siete años y medio, o incluso ir más allá de 2030.
Los europeos también ofrecerán a Grecia la devolución de hasta 4.000 millones de los beneficios obtenidos por el BCE al adquirir deuda helena, y la posibilidad de acelerar la devolución de unos 7.000 millones de euros en préstamos con intereses más altos del FMI, entre otros.
Junto a estos elementos, el Eurogrupo añadirá un mecanismo a largo plazo para ir ajustando la devolución de la deuda griega al crecimiento de su economía. El objetivo es conseguir soltar suficiente lastre como para convencer al FMI de que la deuda helena es sostenible, sin meter la tijera con una quita en el principal, la demanda original del Fondo pero tabú para Alemania.
La bendición del FMI es fundamental para que los mercados se crean el arreglo y Grecia tenga un aterrizaje suave fuera del paraguas europeo. Pero también para que los parlamentos nacionales como el Bundestag alemán den el aprobado político. El análisis que publicará el Fondo en un par de semanas sobre el acuerdo, incluida la sostenibilidad de la deuda, será fundamental para asegurar una exitosa transición hacia la intemperie de los mercados.
Precisamente la reestructuración de las deudas soberanas de países que soliciten en el futuro rescates al Mede también será discutido en el Eurogrupo. Según explicó un alto cargo, el mecanismo que se considera no tendría el automatismo que defendió en su día Wolfgang Schäuble. La primera vez que los europeos coquetearon con esta idea en 2011 provocaron una espantada entre los inversores al arrojar una sombra de duda sobre la deuda soberana europea. Sin embargo, las fuentes consultadas indican que se buscará una formulación y un marco para asegurar que aquellos países que acudan al Mede sean sostenibles, como ya piden las propias reglas del mecanismo, pero sin crear una renegociación automática de los términos de los bonos soberanos.