
Pocas objeciones ha escuchado Pedro Sánchez al elegir quién llevará las carteras ministeriales en su Gobierno. Pero la redistribución de las funciones entre sus ministros podría dejar escapar algun comentario. Porque la responsable de Economía, Nadia Calviño, pierde las importantes competencias de Comercio, justo en un momento crítico en el que la Comisión Europea, la institución en la que pasó una docena de años en puestos directivos, jugará un papel crucial. Esta Secretaría de Estado se irá para el nuevo Ministerio de Industria, Comercio y Turismo que lidera Reyes Maroto.
Según el organigrama detallado en el BOE, el Ministerio de Economía y Empresa contará con las secretarías de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, y para la Sociedad de la Información y Agenda Digital.
Con pocas dudas, el comercio es una de las áreas que más relevancia han ganado en la arena comunitaria en el último par de años. Tras el bofetón del 'Brexit' en 2016, Bruselas se abrió aun más al mundo para acelerar las negociaciones comerciales en marcha (Japón, México, Mercosur) y abrir otras nuevas (Australia, Nueva Zelanda). La disputa comercial con la Casa Blanca de Donald Trump, por los aranceles que impuso al acero y aluminio, han elevado la política comercial hasta materia prioritaria, tras haber languidecido durante la última década.
Pero con la llegada del ciclo expansivo, Europa volvió a atender a sus motores de crecimiento, entre ellos, el comercio. La Comisión decidió desempolvar negociaciones en marcha y coquetear con nuevos socios. El Ejecutivo comunitario, además, se ha convertido en el principal actor en la disputa comercial con la Casa Blanca. Ante el riesgo de que la unidad europea se convierta en una cacofonía de intereses nacionales que debiliten su posición negociadora, la Comisión se está esforzando por mantener el grupo cohesionado. De la institución salió la oferta de cuatro puntos para ganarse el 'perdón' de Trump, entre ellos una renegociación de los aranceles de ciertos productos, entre ellos los coches.
Por ello, no solo la larga experiencia comunitaria de Calviño, y su buena relación con los comisarios responsables, se convertirían en un activo. También sus habilidades negociadoras jugarían a favor del Gobierno, las mismas que todo el mundo con el que ha trabajado o ha compartido sala le reconocen en Bruselas.
Economía se queda sin la supervisión de uno de los principales vectores a los que había mirado para la gestión de la producción nacional en la fase de la recuperación. El exministro de Economía, Luis de Guindos, se cansó de destacar que la contribución del sector exterior, o la internacionalización de nuestras pymes, explicaban en gran parte el rebote de la economía española. Uno de los logros por los que más se felicitó De Guindos fue la recuperación del superávit en la balanza comercial, indicador de que la economía española volvía a ser competitiva. Precisamente, uno de los objetivos de la cartera de Calviño.