El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió el viernes hacer de la Cumbre del Grupo de los Siete (G-7) en La Malbaie, Quebec (Canadá), uno de los encuentros más rocambolesco y exasperante para los aliados de Estados Unidos.
Como un paquidermo noqueando por la diplomacia y el comercio global, el republicano levantó ampollas al sugerir que Rusia debería formar parte de la reunión de las economías más poderosas del mundo, entre las que están EEUU, Francia, Italia, Alemania, Canadá, Japón y Reino Unido.
"¿Por qué estamos teniendo este encuentro sin la participación de Rusia?", se preguntaba justo antes de poner rumbo a Canadá. "Tenemos un mundo que dirigir y deberíamos tener a Rusia en la mesa de negociaciones", incidió en un comentario incendiario que añadió aún más gasolina a las tensas relaciones con el resto de los países.
Sus declaraciones pronto encontraron respuesta por parte de la primera ministra británica, Theresa May, quien recordó al estadounidense que "si el G-8 se convirtió en el G-7 fue porque Rusia anexó ilegalmente Crimea". "Hemos visto actividad maliciosa procedente de Rusia en gran variedad de formas, incluso en las calles de Salisbury en Reino Unido", dijo May en referencia envenenamiento del doble agente ruso Sergei V. Skripal y su hija.
Vladimir Putin vio como su país fue expulsado del grupo en 2014 después de anexar la península de Crimea y apoyar a los separatistas prorrusos en Ucrania. Pero el controvertido llamado del presidente de EEUU fue solo uno de los múltiples embistes que durante las últimas horas Trump profesó contra sus homólogos, especialmente el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el presidente galo, Emmanuel Macron.
El inquilino de la Casa Blanca llegó a La Malbaie dispuesto a combatir las "prácticas comerciales injustas" del resto de aliados del G-7. Recordemos que EEUU activó el pasado 1 de junio, de forma unilateral y aludiendo motivos de seguridad nacional, aranceles del 25 y el 10 por ciento a sus importaciones de acero y aluminio procedente de la Unión Europea, Canadá y México. Una decisión que tanto Trudeau, Macron y la canciller alemana, Angela Merkel han criticado duramente.
Tensión con Macron
De hecho, la disfunción y mala sintonía de estos mandatarios con su homólogo estadounidense es tal que la Administración Trump confirmó que él abandonará la cumbre cuatro horas antes de lo previsto originalmente para poner rumbo a Singapur, donde tiene previsto reunirse el martes con el líder norcoreano, Kim Jong-un, en un encuentro histórico.
Macron advirtió esta semana a Trump que los otros seis miembros del G-7 podrían formar su propio grupo si fuera necesario y agregó que "ningún líder es para siempre". De hecho, la tensión entre ambos mandatarios llegó a su punto álgido el jueves cuando el republicano echó mano de Twitter para arremeter contra el francés y también contra el primer ministro canadiense.
"Díganle al primer ministro Trudeau y al presidente Macron que están cobrando aranceles masivos a EEUU y creando barreras no monetarias. El superávit comercial de la UE con los EEUU es de 151.000 millones y Canadá deja fuera a nuestros agricultores", respondió Trump azuzando aún más las tensiones acumuladas por las decisiones comerciales de su administración. El estadounidense también acusó a Trudeau de "estar indignado".
Tras este revés en las redes sociales, el presidente de EEUU no hizo amago alguno por intentar enmendar su posición el viernes, cuando tenía previsto mantener bilaterales con Trudeau y Macron. Al cierre de esta edición, el retraso de Trump provocó que el cara a cara con su homólogo francés no se produjera a la hora prevista dejando en el aire si se intentaría agendar más tarde.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders dijo a la prensa que viajó con Trump que el presidente y su homólogo francés tuvieron un breve encuentro a su llegada a las reuniones. "Intercambiaron comentarios y dialogaron brevemente sobre comercio. Esperamos que tengan una reunión adicional esta tarde", confirmó.
Durante la foto de familia, uno de los periodistas allí presente preguntó a Trump si tenía previsto retirar los aranceles. El presidente se detuvo y dirigió su mirada a Merkel respondiendo "no lo sé, pregúntale a esta gran dama", refiriéndose a la canciller alemana, quien no contestó. Segundos después, Trump dio un apretón de manos al primer ministro italiano al que felicitó "por su gran victoria".
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo que era evidente que Trump y los líderes de otros países del G-7 mantuvieron sus diferencias en materia comercial, cambio climático y el acuerdo con Irán. "El orden internacional basado en reglas está siendo desafiado, sorprendentemente, no por los sospechosos habituales, sino por su principal arquitecto" aseguró mostrándose esperanzado de que Europa pueda presentar un frente unido en asuntos importantes.