Economía

El FMI mantiene sin cambios sus previsiones de crecimiento mundial pero atisba perspectivas sombrías

  • "La desilusión de los votantes plantea la amenaza de un desarrollo político"
  • "Que las principales economías estén coqueteando con una guerra comercial parecer paradójico"

Con motivo de la celebración de sus reuniones de primavera, comitiva que organiza junto al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional calienta motores con la presentación de sus Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, por sus siglas en inglés). En el documento presentado el martes en Washington, el equipo liderado por Maurice Obstfeld, economista jefe de la institución, mantiene su previsión de crecimiento para la economía global en el 3,9% tanto para este año como para el que viene.

"Hace tres meses, actualizamos nuestros pronósticos de crecimiento global para este año y el siguiente sustancialmente, hasta el 3,9% y estas perspectivas se confirman por los buenos resultados registrados por la zona del euro, Japón, China y Estados Unidos, que crecieron por encima de las expectativas el año pasado", ha determinado Obstfeld en las declaraciones previas a su cotidiana rueda de prensa en Washington.

Si echamos un vistazo a las economías más importantes, las proyecciones de crecimiento del Fondo para este año son más alentadoras cuando comparan con las presentadas en sus reuniones anuales celebradas el pasado mes de octubre. Así la eurozona avanzará en 2018 un 2,4% (una mejora de 0,5 puntos porcentuales), Japón hará lo propio a un ritmo del 1,2% (también cinco décimas más de lo estimado el pasado otoño), China crecerá un 6,6% (0,1 puntos porcentuales más) y Estados Unidos se expandirá un 2,9% (6 décimas más de lo previsto).

En este último caso, los economistas del FMI achacan esta mejora en el crecimiento al efecto impulso derivado del estímulo fiscal por valor de 1,5 billones de dólares aprobado el pasado 22 de diciembre y que la institución recalca que a grandes rasgos es "temporal". Desde el Fondo también proyectan mejoras a corto plazo para muchas otras emergentes y en desarrollo, incluida cierta recuperación entre los países exportadores de productos básicos.

Sin embargo, a pesar de las buenas noticias a corto plazo, "las perspectivas a largo plazo son más sombrías" ha advertido Obstfeld. Para explicar este velado pesimismo, el economista ha mencionado que en las economías avanzadas es probable que las poblaciones envejezcan, lo que provocará la caída de las tasas de participación laboral. De hecho considera que el bajo crecimiento de la productividad no recuperen las tasas de crecimiento per cápita registradas antes de la crisis financiera mundial.

En el caso de las economías emergentes y en desarrollo el panorama es algo más diverso, sobre todo entre los países que no son exportadores de materias primas y que podrían registrar tasas de crecimiento a más largo plazo comparables a las alcanzadas antes de la crisis de 2008. Sin embargo, este no será el caso para muchos países exportadores de materias primas, a pesar de la mejora en las perspectivas de los precios del petróleo.

Los riesgos en el horizonte son diversos. Por un lado, los niveles de deuda global -tanto privada como pública- son muy altos, lo que puede suponer un problema a medida que las políticas monetarias se normalizan en un momento en que muchas economías enfrentan tasas de crecimiento relativamente bajas a medio plazo.

Al mismo tiempo, las condiciones financieras globales siguen siendo generalmente laxas a pesar de las previsiones de unos tipos de interés más elevados, lo que hace que los activos sean más vulnerables a sobrevalorarse. Tampoco hay que olvidar los riesgos geopolíticos y, por supuesto, las recientes tensiones comerciales.

"Que las principales economías estén coqueteando con una guerra comercial en un momento de expansión económica generalizada puede parecer paradójico, especialmente cuando la expansión depende tanto de la inversión y del comercio" ha recalcado Obstfeld, quien ha intentado explicar esta tendencia aludiendo a la erosión que sufren los beneficios de la integración económica, especialmente entre los países avanzados. "Muchos hogares han visto poco o ningún beneficio", matizó aludiendo a la polarización salarial y del empleo, junto con el persistente crecimiento por debajo de la media de los salarios.

De hecho, el economista jefe del Fondo ha advertido a los gobiernos que fortalecer el crecimiento y difundir sus beneficios más ampliamente ya que, de lo contrario, "la desilusión de los votantes plantea la amenaza de un desarrollo político que podría desestabilizar una serie de políticas económicas futuras, yendo más allá de la política comercial".

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