
París, 4 abr (EFE).- El Gobierno francés y los sindicatos ferroviarios se lanzaron hoy mensajes cruzados, en un pulso que se anuncia largo, durante la segunda jornada consecutiva de paro de trenes, que de nuevo se tradujo en millones de personas afectadas en sus desplazamientos.
El portavoz del Ejecutivo francés, Benjamin Griveaux, insistió en que "la transformación" de la compañía estatal de ferrocarriles SNCF se hará "hasta el final, con calma y una gran determinación".
Griveaux aseguró que esta reforma "no es ni un símbolo ni un trofeo" y que debe efectuarse porque el país "ha esperado demasiado y es urgente acabar con los inmovilismos".
La reforma anunciada por el Gobierno pretende modificar los estatutos en la empresa para recortar unos costes que considera "desorbitados" y "una deuda fuera de control" e incluye una modificación en el estatuto laboral de los empleados de la SNFC, quienes gozan de un sistema de pensiones mucho más favorable que el régimen general de la Seguridad Social.
Por su parte, la ministra francesa de Transporte, Elisabeth Borne, se quejó de la posición de las centrales de persistir en los paros cuando ella ha puesto en marcha una "concertación" que todavía va a durar un mes y ha hecho concesiones al retrasar los plazos para la apertura a la competencia de las líneas regionales y de cercanías.
"El Gobierno respeta el derecho de huelga, pero también está atento a que se respete el derecho de todo el mundo a desplazarse, a ir a trabajar", señaló ante la Asamblea Nacional, en un discurso que busca reconquistar a una opinión pública dividida, pero que en los últimos días se decanta por justificar la protesta.
Del lado de los sindicatos, la Confederación General del Trabajo (CGT), mayoritaria en la SNCF, calificó la movilización de "éxito" que evidencia la oposición de los empleados a una reforma que, a su juicio, no mejorará ni la calidad del servicio ni la del trabajo en la empresa.
Por eso, su secretario general adjunto, Thierry Nier, consideró que "el Gobierno debe asumir rápidamente sus responsabilidades y abrir negociaciones", con las que no se llevaría a la práctica la siguiente serie de paros, los días 8 y 9 de este mes.
La dirección de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) cifró hoy el porcentaje de huelguistas en un 29,7 %, inferior al 33,9 % del martes.
Pero en el colectivo de los trabajadores imprescindibles para que los trenes circulen los porcentajes fueron muy superiores: un 74 % de los conductores, un 77 % de los revisores y un 46 % de los encargados del control del tráfico.
En la calle, y sobre todo en los andenes de las estaciones, la imagen del día, como ayer, fue el nerviosismo de los viajeros ante los pocos trenes en circulación, con cambios mínimos: funcionaron de media uno de cada siete de alta velocidad (TGV), en lugar de uno de cada ocho.
En el resto se mantuvo la misma proporción, con uno de cada ocho en los otros trenes de largo recorrido, uno de cada cinco regionales y cercanías y las tres cuartas partes de los internacionales.
Sin embargo, en los internacionales las diferencias entre unas y otras líneas fueron muy notables, ya que por segundo día consecutivo se cancelaron todos los trenes que conectan con España (los que van de Barcelona a París, Lyon y Toulouse, el Madrid-Marsella, así como los de sentido inverso), con Suiza y con Italia.
Muchos clientes habituales de los ferrocarriles (son cerca de cinco millones al día) tuvieron que buscar soluciones alternativas, como el teletrabajo, los autobuses, el coche compartido o el vehículo particular.
Como consecuencia, había casi 400 kilómetros de atascos en los accesos de París poco después de las ocho de la mañana local (06.00 GMT).
Prueba de la tensión por el que es ya el reto social más serio al que se enfrenta el Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, en sus menos de once meses de existencia, el primer ministro, Edouard Philippe, ha aplazado la visita que tenía programada el próximo fin de semana a Mali.
La razón es que el domingo y el lunes llega una nueva tanda de paros, según el calendario de convocatorias de la intersindical de la SNCF, dos días de huelga de cada cinco hasta finales de junio.
Hasta entonces, la situación debe volver progresivamente a la normalidad mañana, para cuando un sindicato minoritario, Sud Rail, mantiene las protestas.
Eso implicará algunas anulaciones de trenes, como dos en las conexiones con España, el Marsella-Madrid y una parte del Toulouse-Barcelona.
Ángel Calvo