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La institución estadounidense anunciará mañana su decisión sobre los intereses en EEUU. Hoy da comienzo la reunión de dos días de los gobernados de la Reserva Federal (Fed). Los expertos esperan que no haya cambios y el precio del dinero se mantenga inalterado en el 5,25%.
MADRID. Todo el mundo espera que la Reserva Federal (Fed) haga suyo el dicho de que no hay dos sin tres. Tras mantener los tipos de interés oficiales en las citas de agosto y septiembre, el banco central estadounidense se decantará con total seguridad por la misma opción en la penúltima reunión del año, que se celebra hoy y mañana. De este modo, el precio del dinero permanecerá en el 5,25 por ciento en la primera economía mundial, un nivel en el que se encuentra desde finales de junio.
Desde luego, para los analistas no hay ni siquiera el menor atisbo de duda: los 106 expertos consultados por la agencia Bloomberg apuestan por un nuevo mantenimiento. Es decir, nadie espera sorpresas en la decisión que el banco central anunciará mañana a las ocho y cuarto de la tarde -hora española-. Y el presidente de la Fed, Ben Bernanke, tampoco alimenta falsas expectativas. Ni en un sentido ni en otro. Así, el 4 de octubre atajó de raíz las prisas de los mercados, que ya se habían lanzado a anticipar cuándo podrían empezar a bajar los tipos en Estados Unidos. Algunos pronósticos incluso se aventuraban a prever un recorte a finales de este año. Pero ese día enfrió los ánimos al recordar que los banqueros centrales aún permanecen "preocupados por la inflación".
A la espera de novedades
Una semana después, la publicación de las actas de la cita de septiembre confirmó ese aviso. "La mayoría de los participantes enfatizaron que continúan bastante preocupados por las perspectivas de inflación", reflejaba el documento que recoge los debates que tienen lugar en las reuniones de política monetaria de la Fed.
Ahora bien, esa sensación tampoco hay que confundirla con una situación acuciante. Es decir, los precios no agobian tanto como para que la Fed retome la subida de los tipos, abandonada en agosto tras 17 repuntes consecutivos entre junio de 2004 y el mismo mes de este año. Ese equilibrio se apreció en las últimas cifras de inflación. Entre septiembre de 2005 y de 2006 los precios sólo repuntaron un 2,1 por ciento, el nivel más bajo desde marzo de 2004. Sin embargo, la inflación subyacente, que constituye el núcleo duro de los precios porque no incluye el coste de la energía ni los alimentos frescos, subió una décima, hasta el 2,9 por ciento, la tasa más elevada desde enero de 1996.
Este dispar comportamiento respondió a la fuerte caída de los precios del petróleo, que durante el última mes bajó casi un 11 por ciento y que, como consecuencia, propició que la medición extensa de los precios se redujera con tanta fuerza, mientras que la subyacente se mantuvo alta. Y es este hecho, principalmente porque puede encerrar presiones inflacionistas derivadas de los incrementos salariales, el que provoca la desconfianza de la Fed. Así, y al igual que ya hizo en agosto y septiembre, la Fed podría dejar la puerta abierta mañana a subidas adicionales de los tipos.
Ahora bien, mantendría ese mensaje para recordar que sigue vigilante y como estrategia para evitar falsas expectativas sobre el futuro de los tipos, porque la Fed es muy consciente de que la locomotora norteamericana se está frenando y de que es muy difícil que vuelva a elevar los tipos en un entorno de ralentización económica. De hecho, el viernes se conocerá cuánto creció Estados Unidos en el tercer trimestre, y los datos podrían arrojar un crecimiento interanual del 2 por ciento, frente al 2,6 por ciento del trimestre anterior.