Economía

Rajoy se la juega después de dos prórrogas y medio Presupuesto

Caricatura de Anthony Garner.

Desde la legislatura en funciones de 2016, el presidente ha sobrevivido a varios ejercicios sin cuentas completas a falta de alianzas. Pero 2018 puede ser distinto. El 'sí' o el 'no' de Urkullu será determinante.

Ahora que tanto se pondera la necesidad de tener aprobados los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2018 y lo importantes que éstos son para la continuidad de Mariano Rajoy al frente de la Presidencia del Gobierno -justo cuando el PNV juega con no prestar su apoyo a las Cuentas Públicas-, la estadística constata la capacidad de resistencia del actual jefe del Ejecutivo, al combinar prórrogas y techos de gasto con un presupuesto en funciones y medio presupuesto (el de 2017), al menos durante tres ejercicios.

Sin embargo, la gran prueba de fuego llega este año, en cuestión de días, cuando se fije la fecha del debate de las enmiendas a la totalidad. Ahí tendrá que demostrar si es capaz de manejarse con un modus operandi como éste, en el caso de que los PGE de 2018 no prosperen, porque el PNV decida no apoyarle.

Porque, de ser así, lo que está por ver, habrá de tirar hacia adelante, soportando las zancadillas lógicas de la oposición, intentando conseguir un nuevo techo de gasto aún sin aprobar, y haciendo funambulismo el penúltimo año de la legislatura con la prórroga de las Cuentas de 2017. Sin duda, un agotador galimatías, con la guerra de sucesión del propio Rajoy como música de fondo.

El modelo español

El presidente se juega mucho en las próximas cuatro semanas, quién sabe si seis, pero España no es Estados Unidos. En un modelo como el norteamericano, cuando los Presupuestos no se consolidan y no reciben el respaldo suficiente, la Administración se paraliza. Es verdad que no todos los departamentos, pero muchos de ellos se congelan y mandan a sus empleados a casa sin sueldo. Algo así ocurrió en 2013. Entonces, 85.000 personas dejaron de percibir su salario, aunque luego lo recibieron con carácter retroactivo.

En España las cosas funcionan de otra manera. Rajoy soportó una legislatura en funciones de siete meses, con los Presupuestos aprobados en 2015 para 2016. El resto del año, desde el 19 de julio, día en el que logra formar Gobierno, sigue trabajando con esas Cuentas. El problema vino en 2017. El presidente no contaba con Presupuestos, así que, como estipula la ley, el 1 de enero se prorrogaron los anteriores. Tuvo que esperar a junio de ese año para cerrar unas Cuentas nuevas. Por fortuna, contaba ya con el techo de gasto de 2017, merced al voto afirmativo de siete partidos.

Aquel otoño, el del año pasado, todo hacía prever que el Gobierno sumaría los mismos apoyos repitiendo la fórmula de 2017. Pero la crisis catalana hizo saltar todo por los aires. El Ejecutivo cuenta al menos con el techo de gasto de 2018, eso sí, si no sella el acuerdo con el PNV, cuyos cinco votos son vitales.

Así que el nuevo curso político arrancó con otra prórroga presupuestaria -esta vez, la segunda-. Y en este momento, esa es la coyuntura. Máxima incertidumbre, Presupuestos sin rematar, negociación de techo de gasto y objetivos del déficit a la vuelta de la esquina y preparación de los PGE de 2019 a partir del mes de septiembre.

De no superar el trámite a la totalidad, el presidente podría encontrarse con el alargamiento de la prórroga, y un futuro complicado a finales de abril o mediados de mayo. Ahora bien, a falta de nuevas partidas o de otras renovadas, el Estado seguiría funcionando. Lo ha hecho hasta este momento, pudiendo dar luz verde a la subida de sueldo de los funcionarios, la equiparación salarial de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con los Mossos, el aumento de las pensiones o el incremento de la financiación de las CCAA.

Los planes plurianuales seguirán vigentes si no hay Presupuestos. Por ejemplo, en el País Vasco, la planificación y concreción del AVE en Euskadi no se verán alteradoa. Otra cosa son el soterramiento del Tren de Alta Velocidad en Bilbao, el cierre de la cárcel de Martutene y la edificación de la nueva prisión de Zubieta, la mejora de los aeropuertos o la rebaja de la tarifa eléctrica. Estos acuerdos se quedarían en el baúl.

El optimismo del presidente

El presidente del Gobierno siempre ha mostrado optimismo con la aprobación de las próximas Cuentas Públicas. Debe estar convencido de que, finalmente, el PNV dará una vuelta de tuerca a su discurso y cambiará su posición.

Entre tanto, mejor antes que tarde, Moncloa espera que el Parlament elija a un presidente en condiciones de ejercer como tal, transcurridos tres meses desde que se celebraron las elecciones catalanas. Pero cada cosa a su tiempo. A los naciolistas vascos les quedaba por celebrar el domingo pasado el Aberri Eguna, el día de la Patria Vasca. Antes de esa efémeride, las alocuciones de los dirigentes del PNV no iban a bajar de decibelios.

Entreactos aparte, el ministro Cristóbal Montoro vende las ventajas sociales del proyecto de Presupuestos y asegura que el recurso contra el capítulo 1 de las Cuentas vascas es puro procedimiento administrativo. Al margen de estas bagatelas, Rajoy defendió ayer que estos PGE son son una "gran oportunidad" para dejar atrás la crisis, en un contexto en el que los países del entorno crecen y el sector exportador es "dinámico" y "decisivo".

E insiste en ello: si se hacen las cosas bien, se podrá seguir aumentando el empleo, la recaudación y construir más infraestructuras, que generen crecimiento y contribuyan a ese "círculo virtuoso" al que "se debe aspirar" en un país como España.

Las claves del nuevo anteproyecto

1. Subida de pensiones

El Gobierno ha prometido aumentar un 3% las pensiones mínimas y no contributivas; un 2% las de viudedad; un 1,5% las inferiores a 700 euros; y un 1% las que no superan los 860.

2. Rebajas de IRPF

El mínimo exento para no tributar por IRPF subirá de 12.000 a 14.000 euros anuales. Las rentas de entre 14.000 y 18.000 euros también notarán rebajas.

3. Medidas para funcionarios

Se incluye una subida salarial del 1,75% para los trabajadores del sector público, y una partida adicional de 500 millones para homologar sueldos entre los Cuerpos de Seguridad del Estado.

4. Infraestructuras

La inversión aumentará un 16,5%

5. Financiación autonómica

La financiación de las autonomías mejorará un 4%, hasta 145.000 millones, gracias al incremento de la recaudación. Los municipios recibirán un 1,2% más, hasta 18.205 millones.

6. Récord de ingresos

El Ejecutivo espera recaudar 210.000 millones, un 6% más que en 2017.

7. Préstamo a las pensiones

A la espera de conocer detalles, rondará los 15.000 millones de euros.

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