
Dos días después de la firma del contrato de coalición de Gobierno y seis meses después de las elecciones, Angela Merkel fue investida ayer canciller de Alemania. Inicia así su cuarto mandato. Recibió el apoyo de 364 diputados de los 692 presentes, mientras que 315 votaron en contra, nueve se abstuvieron y cuatro emitieron voto nulo. Finaliza así el periodo más largo de interinidad que ha conocido el país.
Tras casi medio año de bloqueo político y después de complejas rondas negociadoras, ayer no hubo lugar para festejos ni para excesivas muestras de efusividad. Al contrario: Merkel volvió a hacer uso de su pragmatismo y, lejos de quedarse en las críticas de sus adversarios o incluso en las voces de aquellos analistas que dan por hecho que la legislatura no llegará a su fin, se puso manos a la obra ,anunciando, como marca la tradición, que mañana viajará a París para reunirse con el presidente francés, Emmanuel Macron, adalid de las reformas de la eurozona, para profundizar en la integración europea.
"Tenemos mucho trabajo por delante", aseguró el lunes la canciller. Conocedora del retraso gubernamental tras meses en funciones, Merkel espantó las críticas, tratando de devolver al país a la primera línea del frente político. También Francia, que espera el impulso de Berlín para relanzar el proyecto europeo, aguardaba desde hace tiempo este momento.
"La Gran Coalición nació por necesidad, no por voluntad" rubricó el Tageszeitung, poco después de que Merkel recogiera su acta de canciller, por cuarta vez consecutiva, cual aforismo de lo inestable que será la reeditada alianza entre conservadores y socialdemócratas. Los 35 diputados de la Gran Coalición que votaron en contra de su candidatura representan, para muchos, la falta de euforia con la que parte la legislatura.
Al nivel de Adenauer
No obstante, "Merkel consigue asegurar su lugar en la historia", indicaba el periódico Handelsblatt que, sin tan siquiera haber dejado correr este cuarto capítulo, ya encarama a la líder al nivel de Konrad Adenauer, que fue canciller durante 14 años o al lado de su mentor, Helmut Kohl, que llegó a los 16 años.
Habrá muchas trabas. Algunas incluso desde la propia bancada del Bundestag. Adormilados durante las semanas de negociaciones, los populistas de Alternativa para Alemania (AfD) despertaron ayer para dejar claro a la canciller que su presencia en el Parlamento, como primera fuerza de la oposición, no será en balde. Y como adelanto, el frío saludo entre Merkel y la líder de AfD, Alice Weidel, o que incluso un diputado del partido populista infringiera la normativa del Parlamento germano al subir a las redes sociales una foto de su voto en contra de la investidura de Merkel.