
El escritor y poeta alemán Hermann Hesse escribió que "en todo comienzo reside una parte de magia" y alguien, desde la prensa germana, se aventuró a utilizar tan célebre cita para describir la actual sensación a días de iniciar una nueva era política. No es para menos.
El escritor y poeta alemán Hermann Hesse escribió que "en todo comienzo reside una parte de magia" y alguien, desde la prensa germana, se aventuró a utilizar tan célebre cita para describir la actual sensación a días de iniciar una nueva era política. No es para menos. Tras casi seis meses de incertidumbre, Alemania contará a mediados de semana con un Gobierno con plenos poderes. Una circunstancia que pretende tapar el casi medio año de férreas negociaciones en la que el país vivió una situación de bloqueo político inédita en su historia reciente y que, ante la dificultad de las conversaciones, estuvo próxima a cerrarse con una nueva cita electoral.
Se impuso el acuerdo entre conservadores y socialdemócratas y con él devino una euforia entre sus políticos que, sin embargo, no atisba un futuro fácil o exento de incertidumbres. Los que pensaban que con la llegada de Emmanuel Macron al Elíseo o la derrota de los populistas en Países Bajos se puso fin a los problemas de Europa, sintieron de nuevo llegar fantasmas tras las elecciones italianas o la amenaza de guerra comercial de Estados Unidos.
Berlín no lo tendrá fácil. Y Angela Merkel, que el miércoles asumirá su cuarto y último Gobierno, tendrá que coger una batuta que, tras doce años de Gobierno, le sorprende en baja forma y consciente de que en breve firmará el que será el inicio del fin de su carrera política.
Junto a ella, el próximo Gabinete estará bajo el signo de la continuidad, al repetir en su cuarta legislatura la fórmula de la Gran Coalición, aunque hay un número inusual de cambios y numerosos rostros nuevos. El mayor tiene 69 años y dos carteras estarán tuteladas bajo ministros que siguen en la treintena. Solo dos ministros, además de la canciller, mantendrán su puesto.
La tan ansiada renovación de la cúspide política alemana se ha materializado. Al frente de Exteriores estará el hasta ahora titular de Justicia, Heiko Maas, socialdemócrata y poco conocido en la esfera internacional, mientras que el puesto de Finanzas, con rango de vicecanciller, lo ocupará su correligionario Olaf Scholz. Él representa la línea más centrista del Partido Socialdemócrata (SPD) y la designación de Maas para Exteriores vino precedida por un duro pulso interno, ya que tanto el ministro saliente, Sigmar Gabriel, como el expresidente y candidato del SPD a la Cancillería, Martin Schulz, aspiraban a ocupar el puesto en el próximo Gobierno.
La pugna por Exteriores se ha saldado así a favor de un tercero, Maas, un político que, como titular de Justicia, se destacó por el endurecimiento de las leyes contra los mensajes de odio en Internet, contra el racismo y la ultraderecha. El más relevante entre los restantes cuatro ministerios del SPD es Trabajo, que ocupará su ex secretario general del partido, Hubertus Heil.
Paridad de género
Tanto el SPD como la Unión Cristianodemócrata (CDU) -con seis ministros cada uno- han respetado la paridad de género en su reparto, mientras que los tres ministerios de la CSU bávara serán ocupados por hombres. Siete miembros del Ejecutivo -incluida la canciller- serán mujeres, frente a nueve hombres, y su media de edad será de 51 años.
Entre los ministerios de la CDU, solo dos serán ocupados por políticos con experiencia: Ursula von der Leyen, que repetirá en Defensa, y Peter Altmaier, quien pasará de ministro de la Cancillería a ocupar Economía. El resto son nuevas incorporaciones y la más destacada será la de Jens Spahn, próximo ministro de Sanidad, de 37 años y representante del ala más derechista y crítica hacia Merkel.
Destaca el de Interior, que será para el hasta ahora líder de la formación bávara y primer ministro regional, Horst Seehofer, defensor de la línea dura en inmigración y de las restricciones a los refugiados.