El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no dudó ni un segundo en manifestar sus logros económicos en su primer discurso sobre el Estado de la Unión. Con una creación de más de dos millones de empleos en su aniversario en la Casa Blanca y más de 250 compañías anunciando pagas extraordinarias o subidas de sueldo desde la aprobación de su reforma fiscal el pasado 22 de diciembre, el mandatario dijo haber cumplido con sus promesas.
Siguiendo esta dinámica, ayer conocimos como el sector privado de EEUU generó 234.000 empleos en enero, por encima de los 185.000 previstos y antes del dato oficial de mañana.
Trump destacó como "después de años y años de estancamiento en los salarios, finalmente estamos viendo un aumento de los sueldos". También hizo mención a la euforia que viven los mercados bursátiles así como las reducciones históricas, según su propio baremo, tanto en materia de impuestos como en lo que a burocracia se refiere. De ahí que asegurase que "nunca ha habido un mejor momento para comenzar a vivir el sueño americano".
Ahora bien, su misión también implica otros proyectos cuyo futuro a corto y medio plazo dependen de la colaboración de los legisladores en el Capitolio. Su gran impulso este año será la infraestructura. De ahí que encomiase a republicanos y demócratas a "producir un proyecto de ley que destine al menos 1,5 billones de dólares para las obras que el país tan desesperadamente necesita". "Cada dólar federal debe aprovecharse a través de acuerdos con los gobiernos estatales y locales, y, cuando corresponda, recurrir a la inversión del sector privado, para corregir el permanente déficit de infraestructura", estimó. Dentro de esta asociación público-privada, las últimas informaciones sugieren que sólo 200.000 millones de dólares llegarán de las arcas públicas. Aún así, para aprobar dicha partida, se requerirán 60 votos en el Senado, por lo que se- rá necesario el beneplácito de los demócratas. Trump también busca acelerar el proceso de construcción de infraestructura reduciendo el tiempo de concesión de permisos. El presidente señaló en su discurso como se tardó sólo un año en construir el Empire State, "pero ahora puede llevar hasta 10 años obtener un menor permiso para la construcción de una simple carretera".
Los legisladores republicanos y demócratas deben alcanzar un acuerdo de presupuesto antes del próximo 8 de febrero y elevar el techo de la deuda del país antes de que finalice el mes de marzo. En estas cuestiones, el tema migratorio se postula como una de las monedas de cambio en las negociaciones. Sin embargo, la propuesta realizada por Trump en su discurso no termina de calar entre la oposición.
A cambio de financiar el polémico muro en la frontera con México, el mandatario ofreció a los demócratas una vía para que 1,8 millones de "soñadores", indocumentados que llegaron a EEUU cuando eran menores, puedan convertirse en ciudadanos estadounidenses. También abogó por cancelar la lotería de residencia e implantar un "sistema migratorio basado en los méritos", que no permita la inmigración familiar en cadena. Propuestas que, en un año electoral, recordemos que ambas Cámaras del Capitolio se someterán al juicio de los votantes estadounidenses el próximo noviembre, parece difícil encontrar vías para el bipartidismo. "Trump corre el riesgo de ver como los republicanos pueden perder el control de la Cámara de Representantes, lo que haría mucho más difícil el poder avanzar con su agenda", apunta James Knightley, economista de ING.
Trump no olvidó ni mucho menos referirse a las relaciones comerciales de su país, incidien- do que "reparará los malos y negociará nuevos acuerdos", un implícito guiño a la continuidad en la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Eso sí, como es costumbre, Trump hizo alusión a la necesidad de contar con relaciones comerciales "justas" y "recíprocas".