Bruselas parece continuar con paso firme en la reestructuración anunciada de la Unión Europea con la propuesta que planteará el próximo 6 de diciembre. Concretamente, la proposición busca integrar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en el marco institucional comunitario, transformándolo en una versión europea del Fondo Monetario Internacional (FMI) que llevará atribuida una función de estabilización de la eurozona rescatando a un socio cuando tenga problemas para financiarse en los mercados.
No obstante, este nuevo organismo, que tendrá un presupuesto estimado de medio billón de euros ampliables hasta un 20%, no apuntala los objetivos de Bruselas y la Francia de Macron ni termina de contentar las exigencias de Alemania.
De hecho, como explican fuentes europeas a este diario, la composición del Fondo Monetario Europeo (FME) "representa un paso más hacia la unión fiscal, pero aún lejos del objetivo". Así, entre las peticiones de Merkel, que por el momento se quedan en el tintero, a expensas de que se estabilice la política alemana, está la de que el nuevo organismo además desempeñase la función de vigilar la política fiscal de los países.
Las claves del Fondo
Más allá, a falta de una denominación definitiva para el organismo, Bruselas ya ha avanzado las principales características y funciones que desempeñará.
La principal novedad se refiere al objetivo estabilizador de la eurozona, que se efectuará a través de rescates a países concretos ante una contingencia, y al que solo se podría acceder después de agotarse los estabilizadores y recursos internos de la región afectada, y a cambio de una estricta política de condiciones. En este punto, quedaría por perfilar los criterios de acceso a esta especie de línea de crédito a bajo interés.
Además, el Fondo dispondrá de 60.000 millones para evitar el cierre de bancos, aunque fiscalmente neutro, ya que lo gastado por los bancos lo devolverán las mismas entidades y no afectará al contribuyente. En este sentido, el vicepresidente de la Comisión Europea para el euro, Valdis Dombrovskis, señaló ayer durante una sesión conjunta de las comisiones de Empleo y Asuntos Económicos que este mecanismo permitirá evitar las crisis y contar con "mayor control democrático". Así, el nuevo FME tendrá un consejo de gobernadores, conformado por ministros, y un consejo de dirección, con un director general, que será el alemán Klaus Regling. Además, tanto Alemania como Francia e Italia tendrán capacidad de veto en la toma de decisiones.
Aparejado a la idea del FME y para dotar de vigor al euro, Bruselas también piensa en el nombramiento de un superministro de Economía para la UE y de un Presupuesto común, cuya articulación es aún una incógnita.