
España está haciendo los deberes en materia de exportación, nadie lo duda. Las ventas al exterior crecen a un ritmo del 9,1% este año, según los últimos datos distribuidos por el Ministerio de Economía. Pero en este ámbito queda mucho por hacer. Apenas uno de cada diez trabajadores de nuestro país depende de las ventas al exterior, la tasa más baja de toda la eurozona, junto a la portuguesa y a la griega, levemente por debajo de la de nuestro país.
Según describe en varios informes la Comisión Europea, apenas 150.000 empresas -sobre los casi tres millones del tejido productivo nacional- vende productos fuera de nuestras fronteras. Y solo un tercio, en torno a 50.000, lo hace con regularidad. Unas cifras a años luz de la de las grandes economías de nuestro entorno. Son unos datos que corrobora la secretaria de Estado de Comercio, María Luisa Poncela, quien reconoce que la exportación "sigue siendo cosa de un grupo reducido de compañías" que, además, casi nunca son pymes.
De ahí que el empleo exportador tampoco sea excesivo: 1,3 millones de trabajadores dependen de las ventas a terceros países, muy lejos de Alemania, la más internacionalizada de todas las economías del euro, con más de 6 millones de empleados vinculados a la exportación; Francia (2,2 millones, un 40% más que nuestro país); o Italia (más de 2,7 millones). Holanda, con un PIB de poco más de la mitad que el nuestro, emplea a casi el mismo número de trabajadores.
Donde más se aprecia la desventaja española es, aún así, en la tasa sobre el total del empleo. El nuestro es el único Estado miembro, junto a Portugal y a Grecia, que no llega al 10% de trabajadores ocupados en tareas de exportación. Grecia, con un 7%, y Portugal, con el 8,3%, se sitúan levemente por debajo.
Por contra, países como Luxemburgo sorprenden con un increíble porcentaje del 33%. Este pequeño país, que acumula la mayor renta per cápita de la eurozona, es el más internacionalidado de toda la Unión Europea e incluso del mundo. De sus 300.000 trabajadores en activo, algo más de 100.000 desarrollan su labor en compañías que exportan. Y luego está el caso irlandés, curiosamente otro Estado en el pódium europeo de riqueza por habitante. Más de 450.000 irlandeses trabajan en actividades vinculadas a las ventas al exterior, más del 26% del total.
Atendiendo a la situación geográfica, está claro que el empleo exportador es cosa del Norte de Europa, con Finlandia, Estonia, Lituania, Alemania y los Países Bajos encabezando todos los ránkings exportadores, por empleo y facturación. Francia, Austria e Italia, economías más grandes y en pleno centro del continente, cuentan con tasas de empleo exportador superiores al 10 e inferiores al 16%. Y el Sur, con España, Portugal y Grecia, no llegan ni siquiera a esa cota.
Incorporar a la pyme, clave
Nuestro país ha vendido al exterior por valor de 271.000 millones de euros en los últimos doce meses, una cifra inédita hasta la fecha. Hace solo una década esa cifra se situaba 100.000 millones por debajo, por lo que el avance ha sido intenso. Tanto, que el Gobierno quiere convertirlo en "estructural", decía Poncela, hasta el punto de querer vender hasta 400.000 millones al año en una década.
El reto pasa, tal y como asevera la secretaria de Estado, por incorporar a las pymes a la internacionalización.Lo corrobora Jochen Mueller, consejero político de la Representación de la Comisión en España y experto en comercio exterior. "Ahí hay una clara laguna. Sin embargo, tratados como el que se acaba de firmar con Canadá, el CETA, han tenido muy en cuenta las necesidades de las pequeñas y medianas empresas, y así va a seguir siendo en el futuro", asevera, recordando que las 50.000 compañías exportadoras "son muy pocas en relación al número que reflejan Alemania y otros socios europeos".
De que la pyme se incorpore a la internacionalización dependerá que España aumente su empleo exportador. En nuestro país, un 98% de las empresas son de pequeño y mediano tamaño, y por ende son responsables de una porción mayoritaria del trabajo.
Clave será también el aumento de tamaño empresarial: "No puede ser que por motivos fiscales a las empresas no les interese crecer en este país y tener más de 250 trabajadores", advierte este experto.