"Es una pena que hayamos esperado hasta este momento para salir a la calle. Pero más vale tarde que nunca", reflexionaba ayer uno de los muchos asistentes a la manifestación que se celebró el domingo en el centro de Barcelona.
Como suele ser habitual en las manifestaciones en contra o a favor de la independencia, las cifras de datos de asistentes fueron muy diferentes. Los organizadores -Sociedad Civil Catalana- los fijaron en 1,3 millones; Delegación del Gobierno; en un millón y la Guardia Urbana, en 300.000. Los asistentes cortaron todo el centro de Barcelona, ya que el eje de la protesta se concentró en el Paseo de Gracia, en un acto de similar magnitud a la histórica manifestación del pasado 8 de octubre; en la que se pidió al presidente cesado Carles Puigdemont que recuperar el sentido común y evitara la declaración unilateral de independencia (DUI).
La protesta de ayer, aunque se convocó bajo el lema de "¡Todos somos Cataluña!, por la convivencia, seny'" el pasado miércoles, se convirtió en un acto para impulsar la participación de los catalanes no secesionistas en los comicios del 21-D, tras la convocatoria de elecciones realizada por Mariano Rajoy el viernes.
En la cabecera de la manifestación coincidieron representantes de todos los partidos constitucionalistas, con la excepción de Podemos. Además de Inés Arrimadas, líder y candidata de C's a las próximas elecciones autonómicas, Xavier García Albiol, presidente del PP catalán y miembros de Sociedad Civil Catalana, el delegado del gobierno en Cataluña, Enric Millo, o la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, también formó parte de la cabecera, el candidato a presidente de la Generalitat del PSC, Miquel Iceta. Los socialistas, aunque participaron en la manifestación del pasado 8 de octubre, lo hicieron a título particular y sin aparecer en la primera línea. No obstante, ninguno de ellos subieron a la tribuna de mítines el domingo, donde repitió el ex ministro socialista Josep Borrell.
El impacto económico
Borrell criticó el daño económico que está provocando a Cataluña la ruptura instada por el secesionismo, que ya ha provocado la huida de cerca de 1.800 empresas. Además, insistió en la irresponsabilidad de Oriol Junqueras, responsable hasta el sábado de la consellería de la Generalitat, al cerrar los ojos al problema y señalar que se mudaban a los "países catalanes" y a descartar el número de empresas que se quedaban; de tamaño significativamente menor a las que se habían ido. El socialista señaló que las compañías que se habían marchado representaban un 40% del PIB catalán y culpó a Oriol Junqueras de presionar a Carles Puigdemont para que no convocara elecciones.
Asimismo, añadió que la aplicación del artículo 155 había permitido frenar las graves consecuencias económicas de la DUI, que habrían generado pérdidas de puestos de trabajo; pero que su activación había ayudado a que las empresas y los mercados confíen en que la ruptura no se ha producido.
Por su parte, Mariano Gomá, presidente de Sociedad Civil Catalana, señaló a los manifestantes a que "aquí estaba el futuro" e insistió en que el próximo 21 de diciembre se "haría historia". "Votad a quien queráis, pero votad", señaló Gomá.
José Domingo, secretario de Sociedad Civil Catalana, había defendido previamente que la asociación no quería "una Cataluña de bandos opuestos, ni una Cataluña de interior o una rica que mire por encima del hombro a los más desfavorecidos", señaló Domingo. "Las elecciones autonómicas nos permitirán volver a la normalidad, con una Cataluña sin vencedores ni vencidos", afirmó durante el acto.
También participó el ex secretario general del Partido Comunista, Paco Frutos, que explicó que participaba en el acto para representar a la izquierda no rupturista. Frutos criticó con vehemencia el impacto negativo de los nacionalismos que "destrozan el mundo", afirmó durante su intervención. El ex secretario del PCE aprovechó el acto para criticar la corrupción.