
La última revisión al alza llegó el pasado jueves de Moody's, agencia de rating que siempre ha sido bastante dura con Italia. Sus analistas han subido el crecimiento previsto del PIB transalpino para este año del 0,8 al 1,3%, sumándose a las recientes revisiones del Banco de Italia (1,4%), Fondo Monetario Internacional (1,3%), OCDE (1%) y de la patronal Confidustria (1,3%).
El Gobierno de Paolo Gentiloni, que en abril había indicado un objetivo del 1,1%, comunicará sus nuevas previsiones dentro de un par de semanas, durante las sesiones preparatorias de los próximos Presupuestos. Sin embargo, la recuperación de la economía va más allá de las previsiones ya que en cualquier caso, incluso si el crecimiento se parara en el último trimestre de 2017, Italia ya ha adquirido un progreso del PIB del 1,2% en lo que va de año, un nivel que hace meses parecía inalcanzable.
El resultado tiene dos consecuencias positivas para el Ejecutivo italiano. La primera es que Gentiloni y Matteo Renzi (su antecesor en el cargo y actual secretario general del Partido Demócrata) podrán presentarse a las próximas generales luciendo los logros de las reformas económicas. La segunda, nada desdeñable, es que el mayor crecimiento "regala" a las arcas vacías del Estado italiano recursos preciosos para cuadrar las cuentas de los Presupuestos para 2017.
De hecho, las previsiones de Moody's indican un aumento del PIB de poco menos de 8.000 millones de euros. Si se considera que la carga tributaria media en Italia roza el 39%, el Ministerio de Hacienda italiano se encontraría con 3.000 millones de euros adicionales. Los analistas de la agencia de rating no se hacen ilusiones y subrayan los riesgos, relacionados con el reforzamiento del euro, para una economía -como la transalpina- dependiente de las exportaciones.
Cambios de rumbo
Además del PIB, hay más datos que indican como, después de tanto tiempo, la economía italiana está cambiando de rumbo. La semana pasada el Instituto Nacional de Estadísticas (Istat) indicó que la confianza empresarial recuperó, en agosto, el nivel de hace 10 años, un progreso parecido al de los consumidores. Los dos índices aumentaron en este mes a 107 y 106,9 puntos.
El incremento del indicador relativo al clima de confianza empresarial fue de 1,4 respecto al mes anterior. Por su parte, la confianza entre los consumidores creció 3,9 puntos en comparación con julio, con una mejoría en todos los componentes, tanto económicos como personales, presentes y futuros. Mientras tanto el balance de percepciones concernientes a las expectativas sobre el desempleo descendió de 37,1 a 32,3.
En el mismo mes el índice de confianza económica elaborado por la Comisión Europea creció en Italia unos 3,6 puntos, el avance más grande de la eurozona. El titular de Economía Pier Carlo Padoan lo celebró así en su cuenta de Twitter: "Datos sobre la confianza muy positivos. Nos animan a seguir en el camino elegido hasta convertir la recuperación en crecimiento estructural".
Matteo Renzi ya se frota las manos de cara a la próxima campaña electoral. "Lo que construimos en estos años está por fin dando frutos para Italia. El tiempo juega a nuestro favor, ahora hay que seguir adelante" expuso.