Economía

Juncker censura las propuestas de Reino Unido de cara al 'Brexit'

  • La CE no abordará la futura relación comercial sin cerrar antes otros flecos

El presidente de la Comisión Europea continúa como el azote de Reino Unido y, en plena tercera ronda de conversaciones sobre su salida de la Unión Europea, considera que los documentos de trabajo presentados por el Gobierno británico "no son satisfactorios". Su intervención, aunque dura, recoge el sentimiento dominante en Bruselas, donde creen que Londres tiene que "empezar a negociar con seriedad" un divorcio que precisará acuerdos en materia de ciudadanía, Irlanda y obligaciones financieras, antes de discutir el encaje comercial.

Esta transición es la que inquieta a Jean-Claude Juncker, quien ha demostrado una vez más que no teme reforzar su reputación como uno de los dirigentes comunitarios más escépticos con Reino Unido. Ante las reticencias de Londres a aceptar la condición que unánimemente reclama el bloque, el jefe de la Comisión defendió la "necesidad de ser claros como el agua: no se iniciará negociación alguna sobre la nueva relación, especialmente sobre la futura relación económica y comercial, hasta que se hayan resuelto" los tres pilares exigidos en la fase inicial.

Las críticas por la indeterminación británica habían sido una constante desde antes incluso de la activación formal del Brexit el pasado 29 de marzo. De ahí que el Ejecutivo se animase a rebatirlas antes del reinicio de las conversaciones que se retomaron este lunes, difundiendo para ello una batería de documentos en los que especificaba su posicionamiento en áreas clave como la interacción en materia de aduanas, o la frontera con Irlanda.

El problema es que ninguno de ellos menciona pista alguna sobre el que se perfila como el principal obstáculo: la factura por la ruptura, una cifra que tendrá que ser aceptada por las partes antes de que el proceso pueda analizar siquiera el porvenir. "Primero hay que resolver el pasado antes de imaginar el futuro", ha advertido Juncker, de acuerdo con Associated Press, en lo que supone una pulla directa a la apelación a "mostrar más imaginación" que Reino Unido había lanzado a sus futuros ex socios.

Como consecuencia, y tras la "flexibilidad" que Londres ha demandado también del bloque, Juncker ha declarado que lo publicado hasta ahora no genera "satisfacción real", debido a las "muchas cuestiones que continúan pendientes de resolver". "Las cosas no se pueden mezclar", alerta un Juncker cuya intervención no coincide por casualidad con la tercera tanda de negociaciones que concluyen mañana con una última reunión entre el interlocutor jefe de la UE, Michel Barnier, y el conocido como ministro británico del Brexit, David Davies.

Ninguno prevé que esta ronda produzca resultados reseñables, por lo que Reino Unido se jugará el todo o nada a la que tendrá lugar en septiembre, cuando debería haber los progresos suficientes para que el Consejo Europeo del mes siguiente autorice la ampliación del debate al encaje de la segunda economía europea en el mayor bloque comercial del mundo.

La gran barrera será, una vez más, la cuantía que Londres deberá pagar por abandonar el club al que se había unido en 1973. El Ejecutivo británico mantiene la incógnita porque es consciente de que cualquier cantidad le pasará factura en casa, donde, de acuerdo con una encuesta de ICM para el Guardian, tres cuartos de los votantes cree que abonar 30.000 millones, o más, sería inaceptable.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky