
Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull, cree que España se encuentra condenada a ser el destino turístico de los europeos que quieren unas vacaciones 'baratas' y de diversión.
Becerra destaca en La Carta de la Bolsa que "España, salvo en zonas muy, muy concretas, nunca ha intentado cambiar aquel modelo turístico nacido espontáneamente a mediados de los 50 cuando la naciente clase media europea empezó a venir a España, un país, típico, con encanto y pobre que salvo sol, playa y precios muy bajos (para los visitantes) poco más podía ofrecer porque nada tenía".
"Luego siguieron llegando turistas, ya en aluvión, a la vez que se iba conformando la característica del turismo español: fundamentalmente europeo, mayoritariamente estacional y de bajo y muy bajo nivel de gasto por día de estancia", asegura Becerra. Como todo lo que se hace en España, un turismo de bajo valor añadido, un turismo que necesita muchos recursos para producir muy poco.
Un modelo de hace décadas
"El modelo turístico español está basado en el bulto, en la masa, en el más, en el todo está permitido, en el Europeo, venga a España y haga lo que le venga en gana porque España necesita que venga", sentencia el economista catalán.
Mientras, a la otra parte implicada en este proceso, la ciudadanía española, se le dice que va a tener que aguantarse: la economía española necesita que venga toda esta gente", explica el catedrático catalán.
Becerra concluye preguntándose si España está obligada a aguantar este turismo que genera el 11% del PIB, y la respuesta es que "posiblemente España está condenada a convertirse en resort del turismo barato, la mayoría del territorio nacional, al menos".