
El número de abejas en EEUU y Europa se ha incrementado levemente durante el último año, un halo de esperanza para una especie que lleva sufriendo caídas importantes de su población desde los 90. No sólo la mejora de las técnicas de reproducción ha permitido este giro, también la reducción de la mortalidad causada por una misteriosa enfermedad (que los ecologistas atribuyen a los pesticidas) ha permitido que las colmenas recuperen parte de su vida.
Según el Departamento de Agricultura de EEUU, el número de colonias de abejas (para uso comercial) aumentó un 3% hasta las 2,89 millones. Mientras que el número de colmenas perdidas por el denominado 'problema del colapso de colonias' fue de 84.430, un 27% inferior a los datos registrado un año antes.
No obstante, según publica la agencia Bloomberg, hasta dos quintas partes de los apicultores aseguran que tienen problemas serios con las plagas, los ácaros y los pesticidas usados por los agricultores. Una parte importante de las colmenas quedan dañadas de muerte por estas causas; no obstante, las mejoras técnicas en la reposición de colmenas están permitiendo que aumente la población de este insecto tan necesario para el éxito del proceso de polinización.
Más colmenas, pero peores
Sin embargo, los apicultores advierten de que las técnicas usadas para incrementar las poblaciones de abejas pueden ser nocivas a largo plazo por la debilidad inherente de las nuevas colmenas, que se crean de forma poco natural. "Se crean nuevas colmenas mediante la división de las colmenas más fuertes, lo cual las debilita", asegura Tim May, un apicultor de Harvard, Illinois, y vicepresidente de la Federación de Apicultura de EEUU.
"Controlamos la presencia de ácaros, alimentamos bien a las abejas, nos comunicamos con los agricultores para que no fumiguen con pesticidas cuando nuestras colmenas son más vulnerables. No sé qué más podemos hacer", sentencia este experto.
Según varios análisis de Greenpeace, hasta un 70% podrían desaparecer a medio plazo si no se toman medidas inmediatas. Estos expertos aseguran que una reducción de tal calado en las poblaciones de abejas pondría en jaque a decenas de árboles frutales que necesitan a este insecto como principal polinizador.
Los 319 tipos de insecticidas que marca la organización son el principal factor en este desastre natural. Cuando las abejas recogen una parte de este insecticida, que en algunos casos no produce la muerte inmediata sino problemas en el sistema nervioso, se desorientan y se pierden, no llegando a la colmena y muriendo tras varios días deambulando.
No obstante, la principal preocupación de los apicultores la produce el 'problema del colapso de colonias' (Colony Collapse Disorder, en inglés), un fenómeno que se extendió a principios de este siglo. Aunque estas desapariciones han ocurrido anteriormente a lo largo de la historia de la apicultura, este término se comenzó a extender de forma pública en 2006 ante el fuerte aumento del número de desapariciones en colonias de abejas en Norteamérica a finales de ese mismo año.