
Los jóvenes españoles son cada vez más correctos, se implican más en lo comunitario y se preocupan por el orden y la seguridad. Una imagen que no tiene nada que ver con los valores que habitualmente se les atribuyen a estas generaciones, más vinculados al hedonismo, el pasotismo, a vivir el momento sin preocuparse por su futuro o a centrarse solo en el ocio.
De hecho, la gran mayoría (un 70%) sabe que tendrá que trabajar en "lo que sea" y tendrá que estudiar más, es consciente de que tendrá menos oportunidades que generaciones anteriores y contempla la emigración como una opción muy real. Aproximadamente la mitad cree que tendrá que recortar el gasto en hobbies, ocio y tiempo libre, pero ese mismo porcentaje es optimista y cree que su situación mejorará en el próximo año.
Así lo considera el Barómetro 2017 del Proyecto Scopio realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD y que cubre a jóvenes de entre 15 y 29 años (los famosos y muchas veces denostados millenials), para conocer "el proceso por el que se cae en determinadas conductas", según Ignacio Calderón, director general del organismo.
El estudio, además, radiografía los valores de la generación que todavía no ha cumplido los 30. Tener éxito en el trabajo, tener unas buenas relaciones familiares o ganar dinero es considerado como muy importante para más del 80% de los encuestados. La familia, asimismo, supone un apoyo esencial o muy importante para el 74% de los jóvenes, un porcentaje mayor que las amistades (poco más del 50%).
Sin embargo los valores que más incrementaron su importancia en estos años fueron los más ideológicos y los referidos a la sociedad en su conjunto, según el estudio. Destaca igualmente el escaso interés por los temas religiosos: apenas el 12%.
Así, la igualdad entre los hombres y las mujeres es el tema que más les interesa (53%), seguido de la lucha contra las injusticias, la defensa de los animales y el medio ambiente o el apoyo a los más vulnerables. En el lado contrario, los conflictos internacionales, la inmigración y la participación política es lo que menos interés despierta en esta generación.
En cuanto a sus precupaciones están más centradas en lo relativo a la economía y el empleo. De hecho, consideran que el problema que más les afecta son los bajos salarios, junto a la inseguridad y la precariedad de los empleos. Quizá por ello 3 de cada 4 haya adquirido algún producto de segunda mano, fundamentalmente tecnología, libros, vehículos y ropa, según el estudio.
Igualmente, la falta de ayudas públicas y de becas, además de la mala canlidad de la enseñanza, es un tema que afecta a muchos jóvenes. También hay un pequeño porcentaje que considera como uno de los principales problemas el desinterés de los políticos en los jóvenes.
Una generación tolerante
Aunque no se ponga el foco en este aspecto cuando se habla de los más jóvenes, se trata de una generación que da mucha importancia a los valores morales. Así, son tolerantes con los comportamientos privados de las personas, como por ejemplo el derecho de los homosexuales a adoptar hijos, la eutanasia, el aborto, etc.
Por contra, se oponen a los comportamientos incívicos que afectan a la comunidad, como puede ser la destrucción del mobiliario úrbano (romper señales de tráfico, por ejemplo), o conducir bajo los efectos del alcohol, que es el comportamiento más censurado entre los jóvenes.
Llama la atención también que alrededor del 40% considere aceptable tanto la piratería como la pena de muerte para los delitos muy graves.
Poca confianza institucional
El estudio indica que los jóvenes confían poco en las instituciones: casi el 40% de los encuestados asegura no confiar en ninguna. La Policía es el único órgano que despierta cierta confianza (22%), seguida por las fuerzas armadas (16%), las ONG (16%) y la UE (15%).
En el lado contrario, las instituciones religiosas, el sistema financiero, los partidos políticos (la institución en la que menos confían el 63% de los jóvenes), el sistema parlamentario y la patronal son las instituciones en las que menos jóvenes confían.