
El encuentro que mantendrá, con ocasión de su próxima visita a España, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, con el recién reelegido secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha causado malestar en el seno del Gobierno español. Según ha podido saber elEconomista, algunos miembros del Gabinete económico han afeado la premura en precipitar esta reunión, en una breve visita de tan sólo dos días de tan alta personalidad europea, y añaden que el encuentro brinda a Sánchez un desmesurado papel de interlocución.
Además, distintos miembros del PP han manifestado a elEconomista su "sorpresa" ante el hecho de que Sánchez haya puesto en marcha su agenda con tanta celeridad, tras haber sido elegido en las primarias socialistas del pasado 21 de mayo. De hecho, habrá que esperar hasta el próximo fin de semana para que el 39º Congreso Federal del PSOE refrende la designación de Sánchez como secretario general del partido socialista, tan sólo cuatro días antes del viaje del comisario.
Desde Ferraz se recalca la normalidad, lógica y habitualidad de este tipo de encuentros entre socialistas europeos. El principal motivo de la visita a España del comisario Pierre Moscovici el próximo 22 de junio es su comparecencia ante el Congreso, aunque también se reunirá con el ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos.
Sacará tiempo el socialista galo durante su intensa jornada, que también incluirá un almuerzo público con empresarios y la prensa, para reunirse con su correligionario y nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con quien no mantiene encuentros desde que fuera relevado del liderazgo socialista el pasado 1 de octubre.
Al día siguiente, el socialista francés viajará a Sevilla. Fuentes de su equipo comentaron a elEconomista que la agenda está todavía en proceso de cerrarse, pero confirmaron que se encontrará con la presidenta de la Junta de Andalucía, y rival de Sánchez en las primarias, Susana Díaz.
Prudencia internacional
Así, la inclusiva agenda del que fuera en su momento ahijado político de Dominique Strauss-Kahn está llamada pues a pisar algunos callos no sólo en el Gobierno, sino también en la nueva cúpula de los socialistas. Pero el francés precisamente siempre ha intentado mantener una actitud prudente con cualquier tema que bordea nuestro país.
Aprendió la lección tras el rifirrafe que mantuvo con el Gobierno del PP a finales de 2015, cuando tachó sus previsiones fiscales de optimistas en víspera de las elecciones. Desde que descubrió que "cuando te metes en las aguas de la política española te puedes quedar helado", según dijo en una entrevista a Vanity Fair, intenta ir con pies de plomo siempre que trata con los políticos nacionales.
La relación de Moscovici y Sánchez no es flor de un día. Ambos han coincidido en algunas cumbres socialistas en Bruselas. De hecho, en febrero de 2016, justo antes de un Consejo Europeo, Sánchez planteó a Moscovici la flexibilización de la senda fiscal acordada entre Bruselas y España.
Recientemente, en entrevista con elEconomista, Moscovici evitaba pronunciarse sobre la trascendencia de la victoria de Sánchez en las primarias socialistas: "Lo que está sucediendo dentro del PSOE le concierne a España, y la estabilidad política es un asunto del Gobierno español y de los partidos del país", dijo el comisario.
Preguntado sobre el programa económico de Sánchez, Moscovici apeló a la prudencia. Indicó que un cambio de rumbo en la política económica española tiene sus límites en el respeto a la pertenencia al euro y el compromiso con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que pone coto al déficit y la deuda.
En este sentido, abundaba el comisario en que aumentar el déficit no es una solución para crear más empleo, frase que matizó añadiendo "no creo que esa sea la manera de pensar de Pedro, aunque no he discutido del tema con él últimamente".