
"De lo que no se habla no existe", una frase que define a la perfección lo que estos días está sucediendo con el campo español. Hace unos meses, no tantos, el precio de las hortalizas copó portadas en la gran mayoría de los medios de España pero, a día de hoy, con los "asumibles" precios en los supermercados es difícil encontrar quien hable de lo que está ocurriendo en las huertas.
Cuando el pasado invierno el precio de berenjenas, calabacines o alcachofas se disparó la atención se centró con rapidez sobre los agricultores, pero es difícil encontrar información sobre estos meses de sequías y heladas que están pasando factura al campo español. Según la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) las adversidades climatológicas han provocado que agricultores y ganaderos hayan sufrido pérdidas por valor de 1.600 millones de euros en los cinco primeros meses de 2017.
Estos temas parecen no interesar porque el kilo de calabacín cuesta algo menos de un euro, igual que el de berenjenas, cuando no están de oferta y se venden por bastante menos. No hay miles de compradores indignados por lo que pagan por las hortalizas en la caja. ¿Sabía que el kilo de calabacines se lo pagan a 15 céntimos al agricultor?
Tal es la situación que un agricultor decidió escribir a la redacción de elEconomista.es para denunciar el problema. Pidió no ser identificado puesto que, según explicó, "en Almería es difícil encontrar trabajo, hace falta un buen enchufe y no me puedo permitir que los jefazos de las comercializadoras y de las empresas almerienses me pongan en sus listas negras por dar mi opinión, porque aunque digan estar de acuerdo con lo que afirmo, la verdad es que muchos de ellos también viven a costa del agricultor, de los bajos precios que les dejan mayor margen de beneficio, de deslocalizar sus empresas a Marruecos y otros países..."
La carta de un agricultor...
Saludos,
Durante el invierno pasado los agricultores tuvimos que soportar comentarios y acusaciones sobre los precios abusivos de las hortalizas, así como insinuaciones de que "nos estábamos haciendo ricos" a la vez que imposibilitábamos a muchos consumidores poder comprar hortalizas como el calabacín debido a su alto precio.
Pues bien, los agricultores ya lo avisábamos, no éramos nosotros los grandes beneficiarios ni mucho menos los culpables de esos precios, lo fueron la gran demanda y escasa oferta debido a las heladas y, sobre todo, las grandes distribuidoras, que son las que realmente deciden los precios.
Ahora, a comienzos de mes, ya sea porque las grandes cadenas de supermercados europeas pueden comprar calabacines en Turquía o Marruecos, ya sea porque ellas tienen el poder de fijar cada día el precio que les apetezca, han decidido que el kilo de calabacín se lo compran al agricultor a 15 céntimos. ¿Alguien puede decirme qué kilo de comida cuesta 15 céntimos? ¿Algún ejemplo de algo que no sean hortalizas y cueste 15 céntimos el kilo? Si yo viera 15 céntimos en el suelo no me molestaría en agacharme a recogerlos, pero sí me molesto en agacharme a cortar calabacines de la planta, empaquetarlos en una caja que pesa llena 20 kilos, cargarla en el coche y llevarla a la alhóndiga con el gasto que todo ello supone.
Cuando los ciudadanos no podían comprar mis calabacines, tanto por su precio descabellado como por los ridículos sueldos que tenemos hoy día, todos los informativos hablaban del tema, hoy que el agricultor que cultiva calabacines pierde dinero ¿quién se acuerda de él? ¿Es normal que una persona pase su día bajo un plástico a una temperatura bastante elevada para hacer un trabajo (producir comida, verduras, dieta sana) y que no consiga un sueldo con el que poder vivir porque sus costes de producción son más altos que lo que le pagan por sus productos?
Muchos consumidores estarán contentos del bajo precio de las verduras a día de hoy, (no tan bajo en comparación con el precio en origen) pero deberían pararse y pensar que detrás de esa pieza que compran hay un agricultor humillado, estresado y desesperado al no recibir el saldo de su trabajo y una empresa distribuidora haciendo su agosto en pleno mes de abril al comprar un producto barato y venderlo (en comparación) caro.
Tiene que quedar claro que si vemos en el supermercado el kilo de calabacín a 60 céntimos, como está ocurriendo ahora en algunos casos, el agricultor que los ha producido se está arruinando porque se los han comprado a 15 o 20 céntimos. Y aunque se los hubieran comprado a 60 céntimos, el margen de beneficio sería escaso. Los agricultores no queremos vender ni a 4 euros en invierno ni a 20 céntimos en primavera. Con una media de un euro todo el año seguramente estaríamos contentos.
Según COAG, el IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos) de marzo de 2017 indica que el precio del calabacín en origen ha sido de 21 céntimos y que se ha multiplicado un 805% hasta llegar a destino. El de la berenjena un 597%. Alguien se está forrando a nuestra costa, y no es el agricultor.
Cuando los que pierde son el agricultor y el consumidor al Partido Popular no le interesa hacer declaraciones. Como tampoco nunca las hizo el PSOE. Y, a decir verdad, tampoco las han hecho Podemos y Ciudadanos.
Quedan muchas preguntas en el aire por responder, ¿por qué ha subido tanto el precio de las semillas de calabacín después del invierno y quiénes las producen y controlan? ¿Algún ministerio o institución sabe cómo ha llegado el virus Nueva Delhi, que destroza, entre otros, los cultivos de calabacín desde hace unos años, procedente de India a España?, ¿Por qué nadie valora y defiende los sectores productivos nacionales, en éste caso la agricultura, y permite que países de fuera de la UE con regímenes dictatoriales e incumplimientos continuos en normativa europea de seguridad alimentaria introduzcan sus productos sin aranceles en nuestro territorio?
Quizás algún día seamos todos lo suficientemente responsables para no aprovecharnos del trabajo de los demás, tanto en la agricultura como en cualquier otro sector productivo, y que haya un reparto de la riqueza más justo.
Las ayudas del Ministerio de Agricultura
El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente publicó este lunes en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una orden por la que se convocan ayudas a la financiación agraria para 2017, en la que se contemplan subvenciones de hasta el 100% del coste de los avales concedidos por la Sociedad Anónima Estatal de Caución Agraria (Saeca) a préstamos suscritos por titulares de explotaciones.
El objetivo de esta medida es contribuir a paliar los problemas de liquidez en las explotaciones agrarias españolas a causa de la sequía, mediante la subvención de avales a nuevos créditos.
Estas ayudas se han convocado en base la Orden de 2016 (Orden AAA/778/2016), que contemplaba ayudas no sólo de liquidez, sino también de reestructuración para determinados sectores en crisis, lo que ha permitido una rápida publicación de la convocatoria, que coincide así con el anuncio del paquete de medidas de la sequía.
Conforme esas bases reguladoras de 2016, se contempla una doble modalidad, la de liquidez (hasta 40.000 euros y máximo cinco años) y la de reestructuración, hasta 80.000 euros y 10 años, condicionada a destinar la mayor parte del crédito a amortizar créditos anteriores en sectores en crisis como el lácteo, porcino, cunícola y hortofrutícola.
De esta forma, pueden ser beneficiarios de las ayudas los titulares de explotaciones agrarias, incluidas las apícolas, que suscriban nuevos créditos avalados por Saeca. Los titulares de explotaciones que realicen su actividad en el ámbito de la producción láctea, porcina, cunícola o de frutas y hortalizas podrán beneficiarse además de condiciones específicas de la ayuda, cuando el destino del crédito sea reestructurar su deuda.
El objeto de subvención es el coste de los avales concedidos por Saeca a los créditos suscritos por los agricultores y ganaderos. Se subvenciona el 100% del coste de la comisión de gestión (1,25% del saldo vivo anual) y, además, en el caso de que las explotaciones que hayan suscrito el seguro agrario, el 100 % del coste de la comisión de estudio (0,5% del capital financiado, en un solo pago en el momento de concesión del crédito). El agricultor se beneficia además del tipo de interés recogido en los convenios que Saeca firma con las entidades de crédito, y que oscila entre el 1,5% y el 2,5%.
El presupuesto que Agricultura tiene previsto dedicar a la medida a lo largo de su periodo de vigencia (2017-2021) es de 4,3 millones de euros. De dicho presupuesto 1,4 millones de euros corresponden a 2017.