
Cuando George Soros habla, la audiencia escucha con atención. Los mensajes del inversor y filántropo se escucharon bien ayer en Londres, Bruselas, Berlín, Roma y Budapest. Aprovechó su discurso en el Foro Económico de Bruselas para lanzar a Europa una llamada a la acción. Pidió más involucración de los ciudadanos para reinventar Europa "de una manera radical" desde la base.
Abogó por un cambio desde arriba a varias velocidades con los Estados miembros y recomendó a los líderes que no se enreden con una reforma de los tratados. El inversor recomendó a la UE que aproveche la salida de Reino Unido como "catalizador para introducir reformas de largo alcance" justo en un momento en el que las instituciones comunitarias se encuentran inmersas en un periodo de reflexión sobre su futuro.
Sobre todo, Soros previó que los británicos podrían arrepentirse de la decisión tomada el pasado junio. "El divorcio [de la UE] será un proceso largo que podrá llevar hasta cinco años", comentó. Esto es "muchísimo tiempo", y más en una época convulsa como la actual. Por eso, previó que el Parlamento que salga, no de las urnas del próximo 8 de junio, sino de las siguientes elecciones en cinco años (o antes) "podría querer votar para reunirse".
"Parece prácticamente inconcebible ahora, pero en realidad es bastante asequible" que se quieran unir a una Europa con un rostro mejorado, sentenció.
El inversor advirtió que Italia representa hoy "la mayor amenaza" para Europa, por sus problemas bancarios y la crisis de los refugiados. Tildó de "Estado mafioso" a la Hungría de Viktor Orban, con el que mantiene una guerra abierta por la clausura de la Universidad Centroeuropea que fundó. Y añadió que la eurozona actual, bajo la batuta de Alemania, ha llevado a un sistema en el que los jóvenes consideran a Europa como la "enemiga", por considerarla una amenaza para su prosperidad.