
La Valeta, 7 abr (EFE).- Grecia y sus acreedores internacionales acordaron hoy las bases del paquete de reformas que deberá aplicar el país y desbloquear así el camino para cerrar la segunda revisión de su rescate y permitir el desembolso de fondos que Atenas necesita para afrontar pagos en verano.
"Hemos resuelto los bloques importantes y esto debería permitirnos acelerar y entrar en la recta final", dijo el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, al anunciar el acuerdo tras la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona celebrada en Malta.
Los ministros han dado el visto bueno a un acuerdo que se ha fraguado en intensas negociaciones en Bruselas a lo largo de esta semana entre el Gobierno griego y las instituciones involucradas en el programa (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Mecanismo Europeo de Estabilidad y Fondo Monetario Internacional) después de meses de discusiones infructuosas.
El acuerdo recoge los principales elementos del paquete de medidas políticas que deberá aplicar Grecia y despeja la vía para que los supervisores de las instituciones puedan regresar "cuanto antes" a Atenas para cerrar los detalles y volver a Bruselas con un acuerdo definitivo (un acuerdo técnico en la jerga comunitaria) bajo el brazo.
En concreto, Grecia se ha comprometido a adoptar en 2019 reformas equivalentes al 1 % de su PIB en materia de pensiones, mientras que en 2020 deberá aplicar medidas también por el 1 % del PIB con acciones sobre el impuesto a la renta.
A cambio, los acreedores han aceptado que Atenas legisle en paralelo una serie de medidas expansivas para fomentar el crecimiento o abordar problemas sociales para aprovechar el margen que deberían generar las reformas, siempre y cuando siga creciendo y teniendo un desempeño fiscal por encima de lo previsto.
Una vez que las instituciones, tras el trabajo sobre el terreno, alcancen un acuerdo técnico, este deberá recibir el visto bueno de los ministros de la eurozona.
Solo entonces, los socios podrán pasar al delicado debate político sobre la senda fiscal que deberá seguir Grecia una vez salga del rescate en 2019, en concreto, sobre el plazo durante el cual deberá mantener un superávit primario del 3,5 % de su PIB, etapa imprescindible para cerrar la segunda revisión.
Sobre esa base, se abordará después el alivio de la deuda helena, factor que será determinante para que el FMI decida si da apoyo financiero al rescate.
El objetivo es "conseguir un acuerdo político general" antes del verano, de forma que pueda autorizarse el desembolso del próximo tramo de rescate (6.100 millones de euros) antes de que Grecia afronte vencimientos, lo que ocurrirá en julio.
"La situación en Grecia no está mejorando y eso es algo de lo que todos somos responsables. Esto está llevándonos demasiado tiempo, la economía griega en la primera mitad del año estaba creciendo y el 'moméntum' se está diluyendo. Tenemos que movernos rápido", dijo Dijsselbloem, que coincidió en su análisis con el ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos.
Tsakalotos se mostró convencido de que las discusiones sobre el alivio de la deuda "se intensificarán aún más durante las reuniones del FMI en abril en Washington" y dijo que el Eurogrupo ha abierto la puerta a celebrar una reunión extraordinaria si se cierra el acuerdo técnico antes del próximo encuentro oficial, previsto para el 22 de mayo.
"No hay ningún actor que quiera una nueva crisis griega", dijo el ministro en una rueda de prensa.
El FMI, a través de un portavoz, se mostró optimista sobre las posibilidades de conseguir un acuerdo en Atenas, pero insistió en que "debe ir acompañado de discusiones sobre cómo garantizar satisfactoriamente una estrategia creíble para restaurar la sostenibilidad de la deuda, antes de que pueda ser presentado al Directorio Ejecutivo del Fondo".
El organismo de Washington es más pesimista en sus perspectivas fiscales que los socios europeos y, según fuentes próximas a la negociación, su participación aún se antoja "muy difícil".
Por su parte, el ministro español de Economía, Luis de Guindos, subrayó que "Grecia ha hecho un esfuerzo muy importante" que los socios "le deben reconocer" y consideró que el Gobierno heleno ha adoptado medidas "que era poco previsible que se hubiesen tomado hace dos o tres años".
La perspectiva de un debate sobre la sostenibilidad de la deuda de cara al verano representa ya un espaldarazo para el Ejecutivo de Alexis Tsipras, que defiende una reestructuración de la deuda y busca llevar a casa un mensaje positivo en este sentido en un momento de baja popularidad interna.
Sin embargo, queda por ver cómo pesan sobre las negociaciones las elecciones en septiembre en Alemania, peso pesado de la saga griega.